jueves, 28 de diciembre de 2006

Extranjeros

Una historia que recuerdo de un numero de Dossier Negro
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Tenían ordenes, y eran tiempos de guerra, de esas que nadie recuerda motivo ni les importa, de odios inflamados, que les llevaban a cometer excesos. Y eran soldados, cumpliendo con su cometido de forma eficaz y despiadada, casi disfrutándolo. Habían saqueado el pueblo, un pequeño enclave entre montañas, pero cuya ubicación permitía controlar el acceso al gran valle, sometiendo a sus habitantes, y ahora lo harían desaparecer, para establecer su propio campamento sobre las cenizas.

La hoguera consumió el pueblo entero, mientras impedían que nadie saliera de allí, entre gritos que se consumían y remitían. La noche resplandecía como un amanecer constante, y el pueblo dejo simplemente de existir en una lenta agonía con el crepitar de las llamas. Cuando el fuego ceso al no tener nada mas de lo que alimentarse se dispusieron a desmontar las pocas ruinas, enviando diversos destacamentos a limpiar, mientras su capitán descansaba tranquilamente.
Pronto llegaron los primeros emisarios de sorprendentes noticias, los diversos grupos, habían encontrado supervivientes, gente enterrada bajo los escombros y cenizas, sin aparentes daños ni quemaduras, tan solo sus andrajosas ropas mostraban huellas del infierno desatado. Apenas una decena de varones, todos de robusta complexión y aparente juventud bajo el hollín, pero evidentemente demasiados teniendo en cuenta que la lógica indicaba que no quedaría nadie, al menos nadie en estado saludable.

El capitán se sintió intrigado por semejante acontecimiento, pero ninguno de ellos respondía a sus interrogatorios, por expeditivos que fueran. Aparentemente inertes y faltos de voluntad los abandono en un calabozo, con lo mínimo para subsistir, y tan solo por la curiosidad que le generaban, mientras se dedicaban a sus cometidos, vitales en la invasión de los carpatos.

Cuando organizaron la caravana de regreso, tras establecer su nueva fortaleza, transportaron a los prisioneros como ganado, ya se encargarían de hacerles hablar y descubrir como habían sobrevivido, hasta entonces se olvidaría de ellos.

Sin embargo, cuando por fin arribaban a su ciudad natal, tras largas jornadas de viaje, los extraños por fin dieron señales de vida, y fueron casi mas sorprendentes que su propia supervivencia, ya que escaparon de las celdas, haciendo que los barrotes parecieran mantequilla, y aguantando todo lo que sus hombres les echaron encima, parecían no inmutarse ante lo que destrozaría a cualquier hombre normal.

Una vez rota cualquier defensa de los soldados, alcanzaron al capitán, quien temblaba e imploraba por su vida, hasta que uno de aquellos seres se le acerco, dándole las gracias, y avisándole, que era mejor que suplicara por su alma antes que por su vida. Estas palabras, unidas a la carcajada que las siguió le paralizaron.

Viéndole indefenso, le confesaron la historia que hasta allí habían ocultado: en realidad no sobrevivieron al incendio, habían muerto muchos siglos atrás, con estacas clavadas en sus vacíos corazones. La madera se consumió en las llamas, y les libero del reposo en que se encontraban.

Ahora les habían traído a tierras donde nadie conocía de vampiros ni de las formas de combatirlos y donde había grandes cantidades de sangre con la que alimentarse ante la ingenuidad de sus habitantes. Si, le estarían agradecidos por toda la eternidad, tiempo durante el que el maldeciría su suerte.

6 comentarios:

princesa del vértigo dijo...

Genial e inesperado final.

Muchas veces no nos damos cuenta de que con nuestra maldad descontrolada, estamos contribuyendo a que los espíritus del mal, durante mucho tiempo contenidos por el cabal respeto a sabias leyes naturales, se liberen volviéndose contra nosotros mismos y contra toda la humanidad.

Un beso en el cuello (hincaré los colmillos con cariño)

Kaos Baggins dijo...

gracias, por que era imposible decirlo mejor que lo que has escrito
inclino la yugular anonado para que muerdas sin problemas

princesa del vértigo dijo...

Mmmmm...qué dulce...la sangre, digo.

Nathalie dijo...

uyuyuyyyyyyyyy...este interes por la sangre me empuieza a preocupar un poco eh? ;) Miedo me da salir contigo por la noche jajaja!!

en serio, que esta muy chulo el relato, como todo :)

Un besote

Absurdo Rutinario dijo...

Qué bueno!
Muy gothic te veo últimamente. ¿Has entrado en un bar de medianoche en el que sucediera algo extraño que aún no me has querido contar?

Kaos Baggins dijo...

si, estaba en la carretera, con motoristas y camioneros y habia una bailairina con una serpiente, y el local estaba "abierto hasta el amanecer" jajajajaja

pues no, va a ser que no, pero si que me estan quedando pelin gothic jajaja