jueves, 31 de mayo de 2007

Peon suicida

Hay días en que te sientes un peón atravesando el tablero,
alternando colores bajo tus pies, claros y tormentas.
Días en los que el mundo se empeña en dirigirte,
y solo te queda gritar con rabia para rebelarte.

Lo fácil seria dejarte llevar, y estas tentado,
como tantas veces, de saborear la tranquilidad,
aunque sepas de su amargo regusto final
cuando piense en las cosas que pudiste hacer.

Apremiado por caballos acelerados al borde de un ataque
te cuelas entre los finolis alfiles, aparentes fachadas huecas,
hasta chocar contra la dura piedra de las torres.
Alarmado giras la cabeza, y decides rebelarte,
coger de la mano a la reina y correr fuera del tablero.

Sorteando las fichas de las damas en fintas suicidas
alcanzas la caja de las fichas, y allí descansas al fin.
Trono hueco, donde disfrutar que un mal día
siempre puede cambiar y ofrecer reposo.
Ojo del huracán, donde la reina olvida su corona.

martes, 29 de mayo de 2007

Tradición, honor y lealtad

Tenso la cuerda de mi arco con un soplido de mis dedos y la fuerza seca de mi brazo.
Antes, mi mano ha sentido el tacto suave de las plumas en el carcaj, legado de mi abuelo, donde porto los dardos, los que antes de cumplir su misión se apoyan en el arco ancestral, superviviente a varias generaciones sin perder un ápice de su precisión.

Mis sentidos se encuentran alerta, filtrando mi percepción alrededor de mi presa, nada mas que su presencia. El mundo gira ante mis ojos, y mi vista se torna en espiral, formando un túnel que traslada mis ojos al punto donde se alberga su corazón. Podría leer sus labios, notar sus latidos, oler su sudor tras la opípara comida.

Acaba de cerrar el trato que llevara la paz a la región del Japón, y sale junto a mi propio señor de la mansión.
Soy consciente de los beneficios que esta alianza reportara, tranquilidad, paz, bonanza económica, pero mi señor me ha dado orden estricta de asesinar a su enemigo en cuanto cierren el pacto apretando sus manos. Sellado el destino se convertirá en señor de toda la región.

Su familia siempre ha liderado los clanes con sabiduría y nunca había tenido motivos para pensar que lo contrario pudiera ocurrir, pero qué liderazgo se sustenta en la sangre. Cómo justificar a la memoria de mi padre samurai, el asesinato que debo cometer.

La lealtad a mi señor me obliga a cumplir sus ordenes, pero el honor de mi alma me retrae, pues también conozco de la bondad de mi victima, y su ingenuidad al creer que ha logrado la paz. El también ha demostrado que seria un digno líder para la comarca.
La tradición me pide honrar a mi línea de sangre y convertirme en samurai, pero para ello debo cometer un vil asesinato a traición.

Las dudas me corroen mientras se suceden los pasos protocolarios.

Mi mano derecha una argolla que sostiene la vara del dardo y la cuerda tensa, la izquierda un bastión que sujeta el arco. Casi escucho la sangre correr ansiosa por sus venas, esperando encontrar el suelo. Solo necesitare un disparo y la muerte será irremediable. Por un instante, solo un suspiro, cruza por mi mente la idea de cambiar el destino de mi disparo, pero los valores en que creo lo rechazan.
Puede que me hayan ordenado algo injusto, pero la sangre debe correr, y si matara a mi señor condenaría no solo mi existencia, sino las almas de mi estirpe al entregar mi clan al enemigo.
Pues todavía es mi enemigo, aún con la bandera blanca enarbolada, es mi enemigo hasta que se firme el pacto, hasta que se unan las manos. Entonces ambos cambiaran.

El momento, temido, ansiado, ocurre, y mi mente se aclara sin mas...

Disparo, Disparo, ... isparo, ... sparo, ... paro, ... aro, ... ro, ... o, ..., ...

Huyo entre las ramas, consciente que ahora no soy nadie, renegado de mi clan, y de todo el mundo.
Pude escuchar su corazón romperse en dos dentro del pecho, y en un eco casi mágico, un segundo sonido idéntico, un suspiro de sorpresa y dos golpes secos en el suelo.

Dos disparos, dos muertos, aquel a quien me ordenaron matar y el nuevo señor de todas las tierras. La primera muerte cambio su condición y lo hizo ser el señor de mis enemigos. Por fin se resolvió el dilema, por fin pude cumplir mi misión y vengar al tiempo la muerte de quien injustamente asesine, ni tan siquiera un segundo antes.

Saldada la deuda de sangre, corrí, sabedor que nunca seré samurai, pero que mi estirpe esta a salvo en el mas allá, pues cumplí con mi honor al tomar la sangre de quien se comporto con cobardía.

A partir de ahora no se quien soy.... la tradición se renovara.

viernes, 25 de mayo de 2007

Hierve el aire a tu alrededor

Arde mi sangre inflamada por el calor de la luna,
Respiración acelerada y movimientos frenéticos,
La cabeza multiplicando su posición nerviosa
Como una serie de imágenes en blanco y negro
Iluminadas en fogonazos de luz

Siento los latidos luchando contra mi pecho
Forzando al corazón a volar sin motor
Olvidando que en realidad es un puzzle roto.
Sostengo una de las piezas, irregular,
Su forma fluctúa en la palma de mi mano
Tratando de fundirse como el mercurio.

La plata que recubre la piel refleja unas alas
Y subo la cabeza esperando ver un ángel
Para encontrar un demonio sediento.
Arcanos sentidos me advierten de la magia de tus ojos,
Ascuas ardientes que atraen almas incautas,
Pero me poso en ellos como la abeja que busca miel.

Se que vendo mi alma, pero lo hago gustoso.
Y dejo que el ritmo de la música penetre mi cabeza.
Que altere mis sentidos y me sumerja en fantasía.
Esta vez no existirá el mañana, tan solo esta noche.

Elemental, Querido desconocido

Sé que apenas me conoce, pero le ruego que lea atentamente esta carta, y que esta sirva como despedida, para aquellos a quienes pudiera interesar mi final, si es que existen estos y principalmente por mi acompañante, de quien seguro se estará preguntando su paradero.

Permítame señalar que es curioso como determinados sentimientos son capaces de dirigir nuestros pasos por caminos insospechados, especialmente los más intensos, aquellos que como la desesperación, el amor o el odio, se nos agarran con garfios de acero al estomago, alterando las más profundas convicciones de una persona para conducirnos al destino que dictan.

No me tengo por una mala persona, pero sin lugar a dudas me he encontrado siempre superado por las circunstancias, a las que respondí repetidamente con el peor camino posible, habitualmente preso del miedo o la locura imprudente.
Pero no es este el lugar para esa historia, pues mis pecados ya fueron juzgados y sentenciados.

La ultima vez que huí de la prisión, creí que podría encontrar el anonimato entre el bullicio de la ciudad, por lo que decidí empezar por sustituir mi atuendo de presidiario por algo más común, convirtiendo el ropero de una casa, en ausencia de su dueño, en improvisada tienda, donde me adueñe de un elegante traje y un abrigo que me protegiera de la fría niebla londinense, junto a un sombrero de cazador destinado a hacerme más irreconocible.

Alabando los gustos de mi desconocido benefactor, me dispuse a confundirme con la multitud, cuando fui arrollado por una decena de personas en la misma puerta nada mas abrirla. Creyendo haber sido descubierto, sentí el terror en mis huesos, pero un poco más de atención a sus casi incoherentes palabras reveló que me habían confundido con el dueño de la vivienda, y que en realidad me pedían ayuda respecto a la desaparición de una joven.

Desconcertado, traté de dar evasivas, eludir sus peticiones aterrado por la posibilidad de ser descubierto, hasta que alguno de los comentarios atravesó mi cabeza como un relámpago. Distraídamente traté de mirar a mi alrededor, identificar mi ubicación, que confirmé al ver el letrero de Baker street, ni siquiera hacía falta ver el número sobre el portal, evidentemente era el 221B. Era increíble que fuera tan estúpido de meterme en su casa a cambiarme, todo Londres a mi disposición y decido suplantarle a él. Gracias a dios que se encontraba ausente o hubiera sido el hazmerreír.

Decidido a huir por cualquier resquicio, empecé a apartarlos, hasta toparme en mis narices con la foto de un ángel rubio, la joven desaparecida junto a su novio en un páramo. Aquel fue el segundo error grave del día. Por algún motivo soy absolutamente incapaz de resistirme a la belleza femenina, y esa foto parecía estar hablándome.
Cuando quise recuperar la fuerza de animo me hallaba en medio de un páramo, escuchando el relato de cómo habían encontrado las abundantes marcas de sangre y jirones de la ropa del desafortunado novio, aparentemente difunto por la cantidad de sangre.

Los llantos desconsolados de la todavía joven madre me obligaron a dar a la falsa sensación de seguridad (maldita debilidad por las mujeres) y asumir el caso, usurpando la identidad del detective más famoso, como si supiera lo que hacía, además de alejarme de la policía, a quienes desaconsejé por completo involucrar, por si de un rapto por rescate se tratara.

Así que en lugar de huir rápidamente como me pedía el sentido común, mis pesquisas empezaron por hablar con los vecinos, ponerme al día sobre la vida y otros posibles sucesos reseñables en el entorno del páramo.
Lo más llamativo era una leyenda sobre un animal salido del infierno y que recorría aquellas tierras para cazar al linaje de los antiguos señores de la región. Un cuento para asustar crios, sino fuera por que varios lugareños afirmaban haberla oído e incluso visto recortada en el horizonte la silueta de una fiera que respondía a dicha leyenda.

También recibí testimonios de gente a quienes les habían desaparecido reses y lo achacaban al retorno de un heredero de la maldita estirpe, que hubiera provocado el retorno de la bestia desde el averno. Lo que si me dejo helado y sin aliento, fue que un campesino me agradeciera tener tiempo para buscar a la muchacha, en lugar de gastarlo inútilmente en el incauto heredero, ya sentenciado por la justicia divina.
Al parecer, el autentico detective se encontraba en el castillo investigando el misterio, como me reveló un vistazo al periódico. Justo a tiempo, mi siguiente intención era acercarme allí, y no quiero imaginar el resultado al ser descubierto. Al menos ya sabía por que encontré la casa desocupada.

Aterrado, y por fin consciente de lo peligrosa de la situación, caí presa del miedo y corrí tratando de huir hacia el páramo, sin percatarme que anochecía, lo que me dejó como única opción el buscar cobijo del viento en una hondonada, desde cuyo borde se podía observar el castillo señorial.

Allí estaba, reflexionando una vez más sobre mi tendencia a encontrar problemas absurdos, cuando un aullido me sacó de mis pensamientos, logrando observar la figura de una bestia enorme, semejante a un gran lobo internándose en el paseo arbolado anexo al castillo. El brillo rojizo que desprendía bloqueó cualquier posible reacción, al punto de llegar a sentir un calor creciente cercano.

Totalmente paralizado no llegué a proferir sonido alguno, ni a moverme hasta que desapareció en la arboleda. Afortunadamente, ya que al recuperar el dominio de mi mismo, advertí que el calor no provenía de los pozos infernales, sino de una hoguera mucho mas modesta y casi oculta en un recodo contiguo de la hondonada.

La intriga fue superior a la razón, de la cual empiezo a dudar que exista en mi cabeza, y me arrastré hasta alcanzar un punto donde observar que ocurría. Allí se encontraba un hombre, con las ropas hechas jirones, aunque en estado saludable y armado con una pistola que trataba de cocinar algún tipo de animal a la lumbre, y una joven maniatada apoyada contra una enorme roca.

La luz no alcanzaba para distinguir su rostro, pero no hacía falta ser un afamado sabueso londinense, con pipa de lujo, para averiguar que se trataba de la mujer que buscaba cuando me trajeron por error a esta región plagada de misterios.

Por esta ocasión y ayudado por el arma que pude observar, decidí esperar y escuchar la conversación, o mas bien monologo del captor, de donde deduje que en realidad ella lo había abandonado la misma noche de la desaparición, momentos antes de que fueran asaltados por un lobo salvaje al que abatió, no sin daños en sus ropas.
Desmayada la joven, despertaron sus más bajos instintos, y la raptó, utilizando la leyenda del lobo infernal para esconder sus cacerías en busca de alimentos.

En su mente enferma, pensaba haber cambiado su vida pública por su amor, cuando era evidente que ella se resistiría, terminando atada cuando los encontré, y es que la pasión, que tiene potencial para ser el sentimiento más bello es también el más cruel cuando se descontrola y desborda la razón.

Aprovechando el momento en que la intentaba dar de comer lo abatí por la espalda, paladín medieval liberando a la doncella, salvo por que en su estado de nervios ella me atacó y arañó la cara al desatarla.

Una vez logré inmovilizarla la expliqué toda la situación, y para ser creíble, decidí que debía incluir todo el relato aquí expuesto, incluyendo mi identidad y origen real, así como la motivación causada por su belleza al ver su retrato.

Me costó más tiempo del razonable pero al fin se calmó y pudimos charlar durante el resto de la noche, hasta que por la mañana la dejé correr hacia su familia, a quienes revelaría la ubicación del malandrín que dejamos atado, y me despedí, no sin confesarla con todo lujo de detalles mis intenciones de huir a América en el primer barco disponible.

De forma contraria a lo planificado, la seguí hasta ver que llegaba sana y salva a la ciudad donde la recibieron exultantes, aunque confundidos por la aparición del detective, quien al parecer logró resolver al fin el caso del sabueso maldito y librar del peligro al heredero de la noble familia que dominaba la región.

Mientras me dirigía entre sombras al primer callejón disponible, con la cabeza hundida en el abrigo y el sombrero calado, pude escuchar sus voces interrogándose por el nuevo misterio. ¿a quién habían confiado el rescate de la joven?

Incapaz de evitar el giro de cabeza, y observar al señor Holmes, noté como nuestras miradas se cruzaron un instante. Interpreté su silencio como una bendición, consciente de la ausencia de maldad en mis intenciones, y al arrancar le escuché afirmar a su acompañante –“Querido amigo, sospecho que estos días hemos obtenido el don de la ubicuidad y se han resuelto dos enigmas en lugar de uno”

Ya en la estación, me reencontré con ella, quien ha decidido acompañarme en mi huida a América, donde quizás me establezca como detective, esta vez siendo yo mismo, y no el pálido reflejo de otro.

Esta es mi historia, y quiero que sepa a través de esta misiva, que cuidaré de su hija, quien ha elegido su camino libremente, pero no se siente con fuerzas de escribirle ella misma.

miércoles, 16 de mayo de 2007

¿Donde te metiste ayer?

¿Dónde te metiste ayer?
Tras un año de separación como acordamos, volví a la luz de la farola que nos desgarró, esperando que el tiempo hubiera sido capaz de calmar aquellas tormentas.
Sin embargo, me recibió el olvido y la ausencia de quien un día fue amigo y rival por amor.
Su falta cuando se cansó del juego rompió los lazos que unían nuestras vidas, y las cicatrices mostraron las astillas de aquella amistad todavía clavadas en la memoria.
Dentro de un año volveré a tu tumba, donde reposaste sin tiempo de que habláramos.
Espero entonces sentir que las heridas cierran al fin, aunque se que no será posible.

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¿Dónde te metiste ayer? Cuando tanto necesitaba la serenidad que contuviera los golpes del mazo sobre el yunque.
La habilidad para contener sus disputas y calmar la electricidad entre dos egos opuestos, me abandonó tras años de vivir en el borde del abismo.
Hoy, cerrado el capitulo, mi hijo duerme lejos, quién sabe en que condiciones, y mi marido abatido por las palabras que nunca quiso decir.
Mañana buscaré el consuelo en palabras reparadoras, siempre corriendo a poner tiritas en las grietas de la presa.
Me cansa esta vida, pero no puedo abandonar, por ellos.

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Tambien del taller del martes, ejercicio rapido, apenas una quincena aproximada de lineas, empezando por la pregunta ¿Donde te metiste ayer?
Dos ideas, dos relatos, al final tuve que elegir una, pero aqui puedo abrir la ventana para las dos.
Ademas de haberlas concedido mas tiempo para retoques

dos ejercicio de taller: "Reunion" y "Destino de sangre"

Se murió diez veces tras su falta,
una pequeña muerte cada año.
A tres muelas masticaba el recuerdo
del pie llamado Esteban, que la sostenía.
Aislados, vivieron edades felices,
oraron lo justo por su unión:
“Perdónalas, señor, pues las balas guerreras solo cumplieron su cometido,
por su maldad, quien las disparo desterró el futuro al fondo del baúl,
Masticación de un destino prohibido, presa de la inútil guerra.
Pero al fin se reunieron en la tumba, tras años de espera

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El amor marco mi destino, os juro,
Pero el camino fue elegido por la angustia,
Traída por la perdida de mi sentimiento.
Su muerte convirtió en piedra mi conducta,
Y la sangre trocó en ceniza mi deseo.
Como vosotros, a veces hablo,
Me alimento, lloro las perdidas, me acatarro incluso,
Y hoy nuestros caminos se cruzan, ven, lógicamente
Me presentare, Vlad Drakull, estoy muerto, estoy vivo.

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Martes de fiesta, da para muchas cosas, papeleos, paseos, cafes bajo el sol, y hasta para que me "engañen" para ir a un taller de escritura (engaño al que me preste gustoso, y que recomiendo completamente, sobre todo si es en tan buenas compañias)

El ejercicio consistia en terminar un texto (con mi nulidad para la rima me niego a llamarlo poesia) en el que nos daban el inicio o el final de cada linea.

En el primero condicionado por el inicio, escojo la historia de la viuda de guerra, en el segundo, el final de la ultima linea "estoy vivo", me incita poderosamente a complementarlo con "estoy muerto" y claro, la cabra tira al monte y cuento la historia de Vlad Drakul, Dracula.

Lo del catarro, evidetemente me sobraba, pero era parte de la imposicion del ejercicio, y ahora que lo pienso, un vampiro que muerde a un acatarrado, no absorbera tambien sus virus...... ummmm esto habra que desarrollarlo en estilo comico, jejejejeje
(si muerde a un afionado al vodka ¿se pillara un colocon? jejeje)

miércoles, 9 de mayo de 2007

Carta desde el espejo

Saludos
Te escribo esta misiva a ti, perfecto desconocido, intimo acompañante, puesto que son tus manos las que sostienen la pluma, aunque sea mi mente la que dicta las palabras.
Me consta que es una extraña forma de iniciar la carta que encontraras mañana cuando despiertes sobre tu mesilla, pero no cabe lugar a dudas que el destino genera extrañas formas de comportamiento.

Tú que tantos viajes iniciaste con la maleta vacía y sin destino en el billete, me creaste, aunque fuera en un momento de debilidad y por tanto te debo el respeto, pero una vez desaparecida la vorágine creadora, el destino queda libre de las doradas cadenas del recuerdo, y tan solo la oscura senda del tiempo debería ser mi camino.

Los mundos que pasan por tu imaginación no son tan solo fruto de una reluciente ilusión o de una tortuosa pesadilla, sino los lugares donde habitan los sueños, etérea realidad en la que me encuentro durante los luminosos días, comunicado tan solo a través de la ventana de una hoja de papel.
En ese papel se plasman historias que no surgen de fantasía alguna, sino que siempre estuvieron allí presentes, esperando la tinta que fluyera por surcos olvidados, y las hiciera visibles.
Mundos que desconocen la existencia de los textos que les retratan salvo por visionarios que son quemados por brujos o considerados locos. Tiene gracia, estar loco allí donde la locura es razón de vida.

Pero yo te conozco, pues te he visto en mis sueños cuando tu andas, y desde este momento te advierto, ya que al igual que cuando el lobo prueba la sangre es difícil retirarle la rojiza pieza de carne, en mi caso es doloroso renunciar a los colores y sensaciones que tu mundo me ofrece.

Pues las he probado, cuando dormías, mientras soñabas con reinos fantásticos, intercambiando nuestros lugares. Visitando lugares para ti comunes, maravillas enfrentadas a mis rutinarias luces de artificio.
Haciéndome fuerte, alimentándome hasta lograr lo que esta noche te anuncio, pues al fin he logrado independizarme.
Nunca más volveré a la inconsciencia cuando despiertes, y andaré por tus mismas calles sin esperar a la traicionera luna.

Sirva esta advertencia para ocasiones en que alguien desconocido crea recordarte, pues será a mí a quien evoquen en su memoria.

No desesperes, pues el canal a tu imaginación queda abierto desde ya, sin la puerta giratoria de mi mente. Ya no necesitaras recurrir a la desolación para encontrar el camino de losas amarillas, pero ten cuidado, pues las bisagras que ahora quedan abiertas no solo darán paso a los sueños, sino también a las pesadillas, de las que harías bien en guardarte.

Me despido de ti, sabiendo que quizás no nos volvamos a ver, aunque desearía encontrarte un día, como si miráramos un espejo, para evaluar quién avanzó mejor por la vida, si el ser humano original, o la ilusoria replica creada por sus pensamientos.

Hasta la vista


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¿Os imaginais que un escritor recibiera una carta de su propia creacion?

PD: si, la idea me surgio con vuestro concurso, LaConica y 629, pero es otra vuelta de tuerca, yo no estaba en el concurso y no tenia que usar a un escritor concreto (mas bien de mi imaginacion a mi mismo jejeje)