jueves, 6 de diciembre de 2007

Hijo de la luna



Cuando el tiempo se reduce a escapar continuamente olvidas como apreciar los momentos de tranquilidad, y los vives inmerso en el histerismo cotidiano.
Algo parecido sucede con las puestas de sol cuando se alargan sin final, también olvidas que son una de las mayores obras de arte del mundo.
Ahora veo el tenue resplandor en el horizonte y recuerdo textos prohibidos, escritos antes del desastre que nos sumió en la noche.

El hombre siempre fue su mayor depredador. Tiene sentido, ya que no había otra criatura por encima en la cadena alimenticia, que se inventaran a si mismos como cazadores y presas al mismo tiempo.
Pero una de las dos facetas acabó triunfando sobre la otra.

No lo recuerdo, fue poco después de mi nacimiento, pero al final conseguimos erosionar las capas de la atmósfera, la piel que nos protegía como el manto de una madre, cuidándonos de los descuidos del paternal sol, que empezó a excederse en su cálido arrullo sobre la tierra.

Incrementos de enfermedades, suelos áridos, síntomas de un aparente caos que iban en aumento, y según pasaba el tiempo, con las radiaciones se descubrían nuevos males que amenazaban con la extinción hasta que los científicos dieron con una clave, vender el alma del planeta.

Por que eso es lo que hicieron, como definir de otra forma la locura que suponía retomar antiguos métodos contaminantes, incrementándolos exponencialmente, emitir tal cantidad de gases, de polución que generarían el peor efecto concebido.
Nuevos compuestos que casi solidificarían nuestras porquerías, un “algodón” viscoso que protegería a la tierra de las radiaciones nocivas.
Como decían entonces, salir de la sartén para caer en las brasas.... no imaginaban hasta que punto.

El sacrificio sorprendentemente funcionó en su cometido inicial. Se redujeron las enfermedades solares, y el frío de no contar con los rayos solares se compenso inicialmente con el efecto invernadero, un gigantesco microondas envuelto en humo y noche, por que la luz fue otro efecto secundario.

Oscureció y vivimos desde entonces en una perpetua penumbra, noche sin fin, con un leve resplandor lejano donde debió estar colgado el astro rey, triste, llorando por sus hijos que le repudiaban.

Pero no todos añorarían el dorado beso de la vida, la noche trajo sus propias criaturas y espantos que se habían escondido por eones, volvieron a respirar el impío aire de un mundo moribundo.
Cuando era demasiado tarde para dar marcha atrás, sus uñas empezaron a arañar las piedras, se vieron sudarios rasgados y arenas removidas, como preludio a su llegada, los seres de la noche clavaron sus colmillos en la yugular de la madre tierra, y se adueñaron de la humanidad, convirtiendo a la gente en sus reses, rebaños dóciles almacenados en granjas.

El espíritu de la rebeldía estaba tan lejano como el sol, y tan solo algunos rebeldes tratamos de despertar a los soñadores que un día confundieron las pesadillas, derruir fabricas improductivas, que tan solo existen para mantener el escudo mortal que nos aleja de la luz.

Hoy el efecto de calor interno se ha disipado y avanzamos hacia una glaciación, mientras huyen a las zonas mas cálidas, transportando a sus prisioneros con ellos, prefieren el hielo antes que rendir la tierra al sol.

Somos pocos, pequeños grupos infiltrados, mezcla de humanos y de otras criaturas antaño infernales, pero ahora rebeldes a la causa de los no-muertos, pero lucharemos.
Yo mismo confieso mi condición de vampiro, corrompido por un señor feudal impuro, al que odiare con el fuego de cien mil infiernos por asesinar a mi madre.

Venganza! Único grito que resuena en mis oídos cada vez que cobro una victima en su nombre, cada paso que avanzo a la libertad y a mi muerte real, pues ese es el final del camino que ansío, la muerte que me reúna con ella, la luna, mi madre.

1 comentario:

hada fitipaldi dijo...

Hola!! No conocía tu blog, he llegado a él por la imagen de tu entrada, que me encanta. Y agradezco haberme leído tu entrada porque me ha encantado. Es muy buena, tanto contenido como narración! Muy interesante y envolvente. Un beso!