miércoles, 5 de marzo de 2008

Secretos encerrados bajo blancas mortajas



Tumbo mi cuerpo alternativamente a izquierda y derecha, con la brusquedad necesaria para romper la inercia pero la delicadeza que requieren las operaciones de precisión, sosteniendo por un instante imperceptible el peso en el bastón, mientras m equilibro.

La adrenalina inunda mi mente concentrada, en un ejercicio de libertad, y de riesgo, por que en este mundo saturado tan solo encuentro la autentica libertad jugando al máximo, apostando la vida al rojo, y rompiendo la banca.

Siento que a mi espalda la nieve ruge, ansiosa por alcanzarme, por impedir que escape a su abrazo mortal, y un escalofrío de placer recorre mi espalda, mientras el viento rompe contra mi, arrojándome millones de partículas de hielo.

El trueno incrementa su volumen, anunciando la avalancha contra la que corro desesperadamente, incrementando mi velocidad.

Deportes extremos, la ultima frontera contra los sillones y las televisiones.

Capto un pequeño ruido delante mío, ligeramente escorado a la derecha, y siento como la nieve empieza a perder consistencia bajo mis esquís, necesito mas velocidad.
A veces ocurre, la gran masa blanca empuja con su enorme peso, y la nieve por delante se empieza a deslizar antes de mi paso.

Se empieza a formar una gélida neblina al moverse, levantando polvo, necesito salir de esa zona antes que se incorpórea al alud o lo tendré chungo.

Esquivo el punto mas conflictivo de donde venia el ruido, seguramente habrá una cueva sepultada, provocando la precipitación de la nieve, ya de por si ansiosa por evitar que huya.

Y de repente, un flash azul recorre mi mente, el hueco se desmorona y deja a la luz una cabeza, aparentemente de hombre, pero grotesca, la nariz es un pegote amorfo, sin pelo, de un azul eléctrico imposible, y sobre todo esas cuencas oculares que deberían haber estado huecas, me miran, girándose a mi paso.

Casi caigo, y el blanco animal rugiente detecta mi miedo, la nieve esta mas viva que muchas fieras y aprovecha la distracción para casi atraparme, rasgar mente y cuerpo.

Logro huir, no se como, casi pensaría que algo la ha calmado si no fuera imposible.

Una vez en lugar seguro, lejos del desprendimiento caigo exhausto y soy recogido, me desvanezco.

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Despierto en el hospital, con algunos reporteros tratando de entrar a la habitación, protegido por la enfermera.
Habitualmente les pediría que pasaran y disfrutaría de la gloria que me da mi fortuna, pero hoy me giro, y me protejo con la sabana, no puedo olvidar aquella cabeza.

Pienso en hablarles de ella, en pedir que rescaten a algún infortunado alpinista que quedara sepultado hace años, pero se que no estaba muerto, sus ojos me miraban fijamente, seguían mi descenso, y su piel desgarrada goteaba un liquido viscoso, y azul.

Esa cabeza inhumana, sin pelo y que juraría que en el ultimo momento me sonreía....

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Han pasado 3 meses, en los que me ha costado un infierno dormir unas horas cada noche, sin olvidar la escena, viendo la televisión para matar el tiempo en las largas vigilias.

Un programa de televisión de repente llama mi atención: la noticia de un avión que rasgó una de sus alas en vuelo, seguramente problemas de mantenimiento, alguna pieza suelta, pero el piloto logro salvar el avión, aterrizando (si se le puede llamar así) de emergencia en la nieve, cerca de donde me gustaba esquiar antes.

Los pasajeros han logrado salvar sus vidas pero nunca olvidaran la dantesca escena, en especial algunos que muestran claros síntomas de problemas mentales.

Una mujer es evacuada en camilla completamente atada, pasando por detrás de la reportera, de fondo logro captar sus alaridos y me quedo pálido, con un hormigueo inundando mi cuerpo desde el fondo del estomago y subiendo por la espalda.

Chillaba que vio un grotesco hombre azul en el ala, descarnado y sonriente, con sus ojos mirándola fijamente y que con sus garras araño el ala hasta casi partirla...................



emmmm si, acabo de leerme pesadillas a 20.000 pies de mathesson, y es buenisimo!!!!
un genio de los cuentos cortos de terror
y no he podido a resistirme al pequeño homenaje del final :)

4 comentarios:

Anónimo dijo...
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la cónica dijo...

El sábado me voy a reflexionar al monte, por un momento pensé que tu prota era un montañero en lugar de un esquiador... Yo también hundo el bastón en la nieve, cuando hay nieve...

Me inquieta el hombre azul. Me llaman los cuentos cortos. Me se ha adelantado el spam. Me encanta la foto. Me voy a corregir. Me debería ir. La intención es esa...

Para el esquiador, un beso, que atraviese las nubes, que se vuelva naranja, que le ayude a dormir.

Para ti, otro beso, que vendrá con regalo.

Absurdo Rutinario dijo...

Me recuerda al episodio de Cuentos asombrosos en la que el mismo Gremlin que se carga el avión luego es el destroza la ambulancia del unico supreviviente, y que casualmente era el único que lo había visto comentiendo destrozos en el motor.

¿cómo se lleva eso de un año más? seguro que más dinámico a bases de café y mover los brazos.

Un abrazo.
Han vuelto los pajaros a mi cabeza.

Kaos Baggins dijo...

jajajajajajaja
muy bien, acabas de describir "pesadilla a 20.000 pies"
jajajaja
tambien recuerdo ese capitulo, y esta semana he descubierto que el relato en el que se basaba era el de matteson
me alegro pajaro

al spam fue dificil adelantarle, llego a los 5 minutos de colgarlo jejeje