miércoles, 29 de octubre de 2008

Al otro lado



Todos los que alguna vez hayáis madrugado entenderéis lo que significa que os arranques a tirones del tan deseado reposo.
Esos momentos casi eternos en que realidad y sueño se funden entre brumas, sin definir fronteras mientras tratamos con ahínco de detectar la fuente de la distorsión y estampar el despertador contra la pared más lejana.
Con la otra mano nos aferramos al mundo al que sentíamos pertenecer, mucho más que este que nos martiriza, pero se nos escapa entre los dedos como el humo de un cigarrillo mal apagado.

Si, desde luego que conocéis esta sensación, así que entenderéis a Juan Santos cuando algo reclamó su atención, sustrayéndolo del letargo reparador.

Reclamos insistentes y desconsiderados le atraían y un potente foco de luz, demasiado brillante amenaza cegarlo.
Al margen de esa intensa luz todo era oscuridad, y silencio, tranquilidad solo rota por la aguda voz que le llamaba.

Privado de toda referencia, sin recordar nada, y profundamente irritado, tan solo deseaba silencio, recuperar su sueño, cuando otro tirón le zarandeó, para que al final y a regañadientes accediera al reclamo, prestando atención a la voz que rechinaba en su cabeza, impeliéndolo:

- ¿Estas aquí? ¿Te encuentras presente Juan?

Y disgustado dio un golpe, haciéndoles notar que les escuchaba en contra de su voluntad.

- ¿Estas muerto?

Reuniendo sus fuerzas, desplazó suavemente con los dedos la pequeña pieza de madera, posándola primero en la “S” y en la “I”

Pensó en continuar preguntándoles que querían y mandándolos a freír espárragos, pero ellos tenían el control, y total, no creía que tardaran mucho en pronunciar sus intenciones.... Si tan solo aquella mujer no tuviera una voz tan desagradable.

viernes, 24 de octubre de 2008

Verano: El tren de la playa.

Ultima parada, al fondo del vagón de cola.
Nuestros ojos se encadenaron hace ya rato, en la ciudad, sin prestar atención a los acompañantes durante el trayecto, insulsos en comparación a una mirada de complicidad.
Los dos nos despistamos al bajar del tren, rebuscando en las mochilas, dejándoles ir para quedarnos solos.
Sin molestarnos en hablar, sin preguntas, tan solo nos agarramos de la mano y corremos a las rocas, donde el acceso al agua es más incomodo y por tanto una zona más discreta, tan solo perturbada por otras parejas como nosotros.
Pasión ciega, muda y ardiente, al sol de la mañana, amor incontrolable.

Jadeantes y exhaustos volvemos a mirarnos a los ojos largo rato después, recordamos en silencio como nos conocimos hace años, como entonces la pasión descontroló en tormentas.
Sabemos que nos es imposible mantener la llama encendida, lo hemos intentado tantas veces...
Una lagrima asoma en los ojos y nos pedimos perdón, por otra ingenua recaída más.
Recogemos y volvemos a la rutina con un “lo siento” ensartado en las gargantas.
Nos amamos y odiamos a tiempos parciales, sabemos que no podemos resistir el empuje de nuestros cuerpos, casi tanto como inaguantables son nuestras formas de ser.


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Ojeando el cuaderno de Liverpool lei varios "bocetos" de relato sin terminar, uno de ellos es el que aparece como primavera.
Copiando a "La conica" su idea de las 4 estaciones y con aquel viejo relato en mente, recupero otro que nunca terminé, invierno, y subo la apuesta con otros dos amores estacionales

Primavera: Miradas Furtivas

Llueven miradas a tu paso, y la mía la llevas prendada de tus negros rizos
La vertiginosa falda de tu vestido verde, se desliza con sus llamativas flores por el césped, iluminando las piedras de los edificios, envidiosas de tu magnetismo.

El cruce con tu mirada es el vacío del firmamento, que desearía iluminar con las estrellas, gotas de sudor en nuestros rostros por el sol de la mañana.

Febriles sueños de perdición entre callejones, que contemplan nuestras fugaces miradas, como tantas otras que vieron en los años.

Ya sentados, una cerveza tras otra entrelazamos ideas, sueños, coqueteos y roces, y el atardecer nos sorprende de nuevo en el jardín de las flores donde empezamos.

Creo que hoy los vecinos que nos observan van a dormir poco, y seguro que mañana nos miraran mal si nos cruzamos, pero será por la envidia de no poder mirarte con mis ojos.

Invierno: Gotas de cera sobre el suelo.

La camisa y el sombrero reposaban sobre el piano a la media luz de un incipiente amanecer, insinuando los salvajes acordes que allí se habían entonado.

Aquellas notas que se deslizaban envueltas a mis pensamientos por tu escote, explorando los secretos del sujetador que me tenia prisionero.

Tu cintura enrollada en las vueltas del cinturón, del que ansiaba prenderte para atraerte a mi pecho y que ahora cuelga del pomo, contemplándonos.

Y nuestros cuerpos fundidos en una sola forma, sudando entre sabanas que se sonrojarían de poder hacerlo.

Pasión desmesurada con nuestros sexos como centro del universo, galaxias que nacían jóvenes en un big bang exultante, oleadas de energía que ahogan los cerebros.

El fogonazo que prendió el hogar de la noche invernal. Juntos combatiremos las nieves de la mañana, pero ahora, solos tu y yo.

Otoño: Paseando por el jardín de una casa de campo

Sus pendientes tintineaban sugerentes paseando por el jardín, agachándose de tanto en tanto para recoger alguna hoja caída que llamara su atención.

No cabe duda que la vida puede ser maravillosa en una soleada tarde, imprevista en el ataque del otoño, buceando entre hojas y reflejos por el paseo.

Sus 20 años enarbolaban la bandera del frenesí, tiempos en que ver, desear, y disfrutar se funden en un solo verbo.

Era consciente de las miradas sobre sus pasos, y la entusiasmaba el juego. Desde luego que a los hijos de los jardineros de la casa no les cundiría hoy su labor.

jueves, 23 de octubre de 2008

De Inicios y finales

Donde se inicia un viaje y se ven sus consecuencias.
Y Alguien que conoce demasiado bien sus tribulaciones, escribe en el aire la historia de dos viejos conocidos, de los que ya se habló por aquí.
El inicio de la historia, tal vez el final...
La mitad se encuentra en: Los amores prohibidos deben ser protegidos

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Hay viajes de los que no es posible regresar al punto de partida, ni que improvisemos rutas, ni que andemos hacia atrás posando los pies sobre nuestras propias huellas.
Y es que las marcas que esos viajes dejan en nosotros son aún más profundas que el mismo tiempo.

El mismo paraíso se puede llegar a convertir en un infierno si se prohíbe el amor, si rozas con los dedos tu mayor anhelo y te lo niegan.
Tal era la desesperación de Xapher e Yliana y por eso se aferraron a un clavo ardiente para cristalizar su amor, deseo eterno impronunciable.

En condiciones de necesidad, una sola chispa basta para prender un incendio, y Xapher respondió a los gritos airados, rebelándose sin convicción en sus aliados, sin creer en la revuelta misma, pero con sus propios motivos, los mas poderosos, los de un enamorado.

Pero los grandes sentimientos no suelen alterar el destino, mucho menos si el destino los retuerce atados a estandartes equivocados, y las espadas flamígeras cortaron las alas de sus anhelos, expulsándolo para que cayera junto a sus grotescos amos circunstanciales a las grutas avernales.

Junto al ángel que antaño fuera el más elevado, aquel apodado “el dador de luz”, cayeron sus regimientos, mariscales afines a los idearios de Lucifer, pero también las tropas, soldados rasos de un ejercito, que como en todas las armadas de la historia, no siempre compartían ideales con sus mandos, y algunos, como Xapher tan solo buscaban su propio espacio.

Grotescamente oscurecida su piel, desfigurado, atrofiadas sus alas, pervertido su aliento, qué esperanza le podría quedar para rebelarse nuevamente y huir...
No podría volver al cielo, no podría salir del infierno, pero lo peor es que nunca volvería a ver a Yliana.

Con los siglos, aprendió la forma de ausentarse por breves periodos, escondiéndose en la tierra, y hallando el gozo al reunirse con su amada.
Ella, que acepto el cargo de ángel de la guarda, tan solo para poder salir de los muros de la ciudad de plata y así rastrear la mitad ausente de su corazón.
Furtivamente se encontraban en bosques impenetrables, noches sin luna, en las que hasta los ojos de la magia quedan ciegos.
Un amor prohibido mientras exista el universo.

Años pasaron en que los breves y ardorosos contactos les permitían subsistir, rescoldos de pasión, con la que al menos ahora podían calentarse.
Sin embargo, como casi todos los grandes amores, aquellos capaces de hacer girar el mundo, terminó trágicamente.

Pero esa es otra historia, y ya será contada cuando llegue la hora, baste saber por el momento que Xapher fue traicionado por un rimador, absurdo bufón que saltaba pícaro al rededor de la corona de perdición, y que la música y rimas de tan infame diablillo dieron con la cabeza de un antiguo ángel empalada en el puente, delante de la puerta principal del averno, junto al lago de brea en el que aterrizaran el infame día.

Yliana creyó enloquecer al repetir la escena de perdida, y huyó desesperada, tratando de localizar el cuerpo desterrado de su amado.

De su búsqueda, y de su reencuentro quizás dependan más cosas que dos latidos acompasados.
Por que la cabeza de un ángel no se desprende del libro del destino tan solo por separarse de su cuerpo, y el amor, si se persigue con el suficiente ahínco tarda mucho en arder.

Pero como decía, esas serán otras historias, y tiempo habrá de seguir la pista del hilo que une sus vidas en el telar infinito de la existencia.

lunes, 13 de octubre de 2008

Más real que la vida misma



David era un chico muy tímido, de constitución frágil, que pocas veces podía ir a jugar con sus compañeros de clase, siempre volvía magullado hasta en los juegos más inocentes, debido a un mal de nacimiento.

Retraído en su mundo, pasaba horas y horas construyendo sus maquetas, aviones, motocicletas, barcos, y muñecas, sobre todo muñecas.
Poco a poco adquiría conocimientos, mejorando sus técnicas de pintura, tratando de alcanzar la perfección que permite el exceso de tiempo en una actividad, cada vez más cerrado en su mundo.

Era la única forma de verle sonreír, y sus padres se volcaban en que dispusiera de los mejores utensilios, llevando sus dioramas a lejanas exposiciones.... ay!, si supieran lo que le dolía cada premio, otorgado en ciudades que probablemente nunca vería, y es que el construía sus escenas con el sueño de escapar, desando que fueran más reales que su propia vida, si tan solo una de sus muñecas fuera tan real como para moverse.....
Por eso, mientras conservaba sus aparatos, las muñecas una vez construidas eran regaladas, todavía no eran lo bastante perfectas.

En el barrio todos conocían las muñecas de David, quién no querría una si casi tan solo les faltaba hablar y moverse, pero eso precisamente es lo que el pobre muchacho deseaba que hicieran, tan solo eso, alguien con quien jugar de verdad y no imaginándolo, sin peligro de romper sus huesos, ojala él mismo fuera un muñeco y poder así huir con su creación más perfecta en alguno de los coches o aviones a escala.

Woody, el muñeco articulado, le solía servir de modelo, impersonal, frío, sin rostro, pero dotado de una plasticidad de movimientos que el envidiaba para si mismo.
Y así fueron pasando los años, hasta la víspera de su 15 cumpleaños, esa noche terminó su última muñeca, sin nombre todavía, pelo del negro de las noches sin luna, y ojos redondos e hipnóticos, pozos donde caer hasta el centro de un alma atormentada.

David se durmió sobre la mesa tras los últimos retoques a la suave piel y la boca, una boca enigmática y soñadora, de esas sonrisas que es imposible conocer que sentimientos se cuecen detrás.

Y exhausto descanso al fin, sin que haga falta decir en que soñó nuevamente, como cada ocasión.
Mientras su muñeca anónima, quizás apellidada Pullip, por la figura de donde salieron varias de sus piezas, miraba a Woody, pasando ambos las horas brujas embelesados uno en el otro.
Por que Woody, el muñeco sin rostro, no parecía perderla de vista, casi se diría tendiendo una mano suplicante de ayuda, necesitado de poder expresar cuanto la amaba.

A la mañana siguiente sus padres encontraron a David gélido, inerte, libre de su maldición, aunque no volviera a sonreír tampoco.
Lagrimas de todo el barrio inundaron la casa, incluso gente que apenas lo había visto un par de veces.
Pero el dolor no les dejo advertir algo, y es que en la distracción faltaban tres piezas de la colección, tal vez las más valiosas, o por lo menos las más importantes de la historia.

Quizás de haberlo notado se hubieran equivocado y pensaran que alguien las robara, nada más lejos de la realidad, y es que como su propia madre descubrió algún tiempo después, en las noches de luna llena, mirando al cielo, se podía ver una figura recortada contra la luna.

Casi hubiera jurado que se trataba de un avión antiguo, un biplano de doble ala de la segunda guerra mundial, y dentro dos figuras.
Debían estar muy alejados por que se veían diminutos, y aun así, imposiblemente, la figura del piloto sin rostro la saludaba y sonreía, con una cara que sin estar allí era visible, tan visible como el amor que destilaba sus ojos y los de la morena pasajera.




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Incorporo nuevo enlace fotografico, y como un ladron que entra a hurtadillas, tomo "prestada" una imagen para escribirla ;)

miojitoizquierdo

miércoles, 8 de octubre de 2008

Frases sueltas

Una gota rota sobre el cristal,
Miles de salpicaduras.
Mil lagrimas rotas sobre un corazón,
Cuevas erosionadas en la superficie.

Si hasta las piedras sucumben a la fuerza de la naturaleza, qué podrán resistir los tejidos de un ser humano contra la rabia de los propios sentimientos, impasibles ataques sin fin.

Hay días grises, sin motivos, días en los que nada es digno de ser contado, salvo la historia misma, aunque sean capítulos que ya sientes haber vivido.

Últimamente todas las historias mueren como las mareas, estrellándose contra el rompeolas que protege los navíos blancos.
Frases sueltas, inconexas, fragmentos de sueños e historias.

Inicios y finales, desarrollos desnudos, desprovistos de adornos y escenarios, sin que ningún actor acepte interpretar sus papeles.

En esos momentos tengo la sensación de que cualquier idea ya ha sido contada, y se marchitan.

Por esto decido abrir las ventanas dejar que vuelen e iluminen el gris cielo de la noche urbanita, contaminada hasta hacer invisibles las estrellas, pero por esta vez, cuando me asome al raso mis ojos verán centellear los sueños, formando un arco iris imposible.

Quizás algunas ideas retornen impulsadas por su propio viaje, otras desfallecerán y si alguna inspira a otra idea, entregadas están.

Las libero de mi libreta, de la bandeja de borradores de mi móvil, de mi cabeza, que vuelen, estas son las frases incompletas que surgieron en los últimos tiempos, que sirvan para dejar hueco a nuevas ideas, a regenerar este blog, y para que las ideas tengan ahora espacio donde crecer.

Os dejo con ellas:

Flashes
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¿se puede llegar al punto de partida caminando hacia atrás?

Si tengo que elegir entre el sueño y la realidad me quedo con los sueños

Alquilo mi corazón para que duermas en el

Caballos de piedra, corazones atascados en la autopista
Luna y sol, 2 amantes
Luna dormida
Rosa del infierno
Nomeolvides, diosa del abismo
Barrotes en el corazón,
Relámpagos y explosivos
cuando nos cruzamos
estática en la cabeza
cuidado con el río
el puente es cómodo
pero menos emocionante
que vadear y mojarnos
de pasión

Contigo en la cama nos convertimos
En ángeles que pisan ascuas ardientes
Comerme a dentelladas la madrugada
Diosa del amanecer, diablo del ocaso

Dreamhunters, letras guerreras

Falso vampiro, Escocés, errante eterno

Ordenadores, descendencia de la Inteligencia Artificial, criogenizadas

Si se pudiera cambiar el brillo de una mirada....


La luna es caprichosa, la vemos crecer y menguar,
Desaparecer tímida o iluminar la noche.
En sus movimientos domina nuestros anhelos, y juega a los dados con amores imposibles.
Elige en que estanques bañarse, y l

Senda del fuego
Mi alma ahorcada de un hilo, del hilo de tus ojos cerrados

Corazón de hielo

El mundo de la piruleta

Joyride, pirata del aire

No, no pienso, salvo que...

When the thunder calls you,
Cry tonight,
Sonó el teléfono y se oyó la voz del tueno