viernes, 20 de marzo de 2009

Besos a contraluz


Entré a la cafetería tan despistado como siempre, pero ahora en la primavera alérgica se agudiza mi condición de torpe irredento, y como no podía ser de otra manera, casi vuelco el perchero junto a la puerta, que afortunadamente se encontraba vacío, o el acelerado camarero hubiera corrido peligro.

Mientras examinaba el local en busca de una mesa donde reposar, notaba que algo me llamaba la atención.
No podía ser el que todos miraran en mi dirección con expresiones entre molestas y sorprendidas por el casi-accidente, ya me había acostumbrado hacia años, pero no lograba apartar la idea que algo fallaba al recoger el café y la porción de tarta de queso.

Ya sentado y parapetado en mi libro, esperando sostenerlo del derecho, continuaba inspeccionando el local, intrigado e impaciente.
Exasperado y a punto de refugiarme en la historia de vampiros, me fijé en la mujer de la mesa de enfrente, era ella lo que fallaba, o mejor dicho, su iluminación.

Todavía era pronto, y la luz de la calle inundaba el local, sin casi necesidad de ayuda artificial, por lo que los juegos de luces y sombras estaban muy claramente definidos en todos los objetos y rostros, claros en su parte cercana al gran ventanal, y ligeramente más oscuros del otro lado, como era lógico, y esperable en un mundo regido por la lógica.

Menos ella.

Su rostro se mostraba iluminado en el perfil cercano a la pared, mientras que de cara al exterior aparecía en un ligero velo de penumbra.
Sorprendido, reemprendí la búsqueda, sabiendo ahora al menos cual era el objetivo, ese foco de luz que provocaba el efecto, pero no había ninguna bombilla que lo justificara.
De hecho, su piel iluminada coincidía con el punto más oscuro del local.

Una sonrisa tímida me alertó de atrincherarme en las páginas y en un café que ya superaba con creces la prudencia por su temperatura.

Siendo criaturas curiosas por naturaleza, reincidí en mi pecado voyeuristico, asombrado por la anomalía de aquella figura, y la seguí cuando salió de allí, ella mirando el reloj con cara decepcionada, y yo tratando de no parecer un espía de película barata, ni destrozar algo en el camino.
Tan solo interesado en ver si se reproducía el efecto en otras condiciones.

Y si, así fue como sucedió tanto en la calle, como delante de los escaparates y en el bar donde finalmente entró para sentarse en el rincón más apartado cobijando la cara en sus manos, de forma imperceptible para el resto de la parroquia.
En cualquier situación su rostro mostraba la iluminación contraria a la que debería.

Podría alegar empatía, curiosidad o simple identificación de amargos recuerdos recientes, pero me pareció evidente que aquella mujer esperaba a alguien en la cafetería y había recibido un imprevisto plantón.
Y mientras tanto no podía apartar la mirada de aquel extraño rostro, que por momentos aumentaba su magnetismo y belleza.

Sin poder describir como pasó, una nueva mirada cruzada, evocando aquella sonrisa anterior desemboco en una animada y agradable charla, prohibiendo cualquier comentario doloroso.

La mañana amaneció orgullosa y curiosa, trasteando en nuestras sabanas para enterarse de cada íntimo detalle.
Un beso, y el inicio de las rutinas diarias me enfrentó al espejo, con ella detrás mio, ambos iluminados desde la pared contraria, pero felices a contraluz.

5 comentarios:

la cónica dijo...

me gusta, lo de ser amantes a contraluz, a contracorriente. el amor te vuelve del revés. eso o lo de la luz al contrario es atributo de alguna criatura de la literatura fantástica que desconozco... ambas cosas, quizá.

besos, a contraluz, claro

Kaos Baggins dijo...

esta vez no hay literatura que inspire a esta mujer, mas bien pintura
la exposicion de ibarrola en la casa de vacas es corta, pero intensa, y algunas piezas son muy remarcables
en una el observador es observado por las figuras, incluida una mujer al fondo, donde ya se cambia el juego de luces
"donde mueren las miradas" se llamaba el cuadro pero no lo he encontrado por el google

la cónica dijo...

me la apunto...no hago más que apuntarme exposiciones y hace muucho que no voy a ver ninguna. tal vez en la semana santa impenitente: creo que la pasaré en madrid. qué harás tú?

Kaos Baggins dijo...

añade que esta es gratuita y en medio del retiro, con lo que se puede complementar de paseo, que es lo que yo hice, y asi si te quedas te llamara mas la atencion

yo me pondre otra etiqueta en la maleta y visitare jaen, asi que cuidarme madrid hasta que vuelva

la cónica dijo...

se van mis matemáticos favoritos, de estambul a bruselas pasando por alguna isla griega... acuérdate de berlín, lo mismo me pongo en modo huida, así que no prometo nada...