No tengo nada terminado, pero en un ataque de nostalgia cuando he visto estos videos, no he podido evitar ponerlos
y citando a la propia christina Rosenvinge en sus conciertos
"El amor...
El amor es un lobo con los colmillos afilados
El amor es muy peligroso
El amor te puede abrir en canal, Arrancarte el corazón y rompértelo en mil pedazos"
souvenir.... hace tantos años
"Pulgas en el corazon, perros en el callejon"
"al fin sola", una cancion capaz de dejarme sin palabras.... escucharla entera por favor,
aunque pueda ser un pequeño bicho raro, como el que escribe....
sábado, 30 de junio de 2007
jueves, 28 de junio de 2007
El lamento de unos tristes ojos
Desde mi posición, sentado en una de las mesas próximas a la entrada y recostado en una de las falsas columnas, podía divisar todo el patio del club, donde se mezclaba la gente que se mecía arrullada por los suaves lamentos del violín, con las animadas charlas de negocios, en su mayoría turbulentos, tanto por su naturaleza como por la bruma que los envolvía, producto de los múltiples puros, símbolos de un nuevo trato sellado.
Siempre solicitaba aquella mesa, desde luego no era la que mejor vista ofrecía del escenario, oculto en parte, pero con una posición acústica extraña y casualmente privilegiada, además de ser la única que unía su perspectiva del resto de la clientela con el hecho de quedar prácticamente invisible a miradas indiscretas una vez apagaban las luces y comenzaba el espectáculo.
Y debía ser el único que se había percatado de tal situación pues siempre estaba disponible, o tal vez el bueno de Mickey no la reservaba a nadie más.
Había sobrevivido a los tiempos duros gracias a este local y ahora que la rueda giró para él y todos sus negocios navegaban viento en popa seguía cuidándolo como su talismán mas preciado.
Sabia de todos los tratos oscuros que se realizaban en aquellas mesas, pero los consentía bajo condición de que dejaran limpio de toda macula aquel terreno neutral, nada de armas, nada de drogas, nada que pudiera alterar el estatus quo de su niña mimada.
Al pasar la camarera la pedí un vaso de agua con hielos, sin dejar de admirar su culo, y el magnifico gusto del bribón reclutando al personal. Ya con el vaso en la mesa vertí el whiskey de mi petaca hasta casi rebosar, como tantas otras veces.
No es que salieran rentables mis visitas, pero nuestra relación venia de lejos, cuando le ayude a limpiar aquella cloaca y a convertirlo en una pequeña suiza, refugio no solo para gangsters de baja estopa, donde al menos les teníamos vigilados, sino también santuario de soplones y colaboradores.
Aunque costo algunas narices y varios brazos, allí localice a Jimmy, el soplón mas productivo que he conocido y que aun surte buenas informaciones, aunque esa vil rata cada vez exija pagos mas cuantiosos.
Pero esas historias pertenecen al pasado, y los focos me recuerdan que estoy divagando cuando se concentran en la única parte del escenario que diviso sin problemas, donde se perfectamente que se ubicara ella tras los primeros acordes del piano, para acompañarlo con la voz más triste que haya escuchado jamás.
El caso es que hoy he recorrido la carretera desde New Jersey hasta Morristown tan solo por ella, y por su llamada, reclamando mi ayuda.
Se perfectamente que mi corazón podría no resistir otro embate como el de entonces, cuando ella se caso con aquel palurdo que hizo fortuna en las apuestas.
Ja!, como si hubiera alguien que no viera que aquellos billetes estaban manchados de sangre... Nadie recibe la caricia de la fortuna eternamente.
Lamentablemente compruebo que su voz no ha perdido en estos años un ápice se calidad, ni su cuerpo de sensualidad, y me sumerjo en las olas de la música, casi hasta el final, que reconozco, por que siempre se trata de la misma canción. Nuestra canción, una daga al rojo vivo que se clava en un corazón muerto.
Irritado la espero de pies en la barra charlando de nimiedades con el barman, como los Nets pueden tirar otra temporada y deseando lo peor a los insufribles vecinos de la gran manzana.
Golpeo con el vaso en la madera, y pido que lo rellene de tequila otra vez, esperando que el exceso alivie la opresión que siento en las plateadas sienes, cuando una mano de terciopelo se posa encima, acariciando mi brazo hasta tapar el vaso.
- Preferiría que estuvieras sereno, a ser posible, si es que me vas a ser de alguna ayuda
La brisa de su voz en mi oído provoca un incendio en mi cerebro que trato de sofocar con la máxima velocidad posible para no convertirme en su lacayo.
- No recordaba que te importara mi estado, pero si quieres algo de mi se me ocurren lugares mas cómodos y apropiados. No, no respondas, no hace falta que vuelvas a despreciarme, ya lo hago yo.
Otro tequila.
De un trago vacío de nuevo el vaso, y cumplo con el ritual de golpearlo en la mesa antes de continuar.
- Imagino que es al detective a quien esperabas, lo siento esta de permiso, pero puedo tomarle el recado, ¿cual es el problema? Se te rompió la uña, o le robaron un boleto premiado a tu maridito, siempre puede cobrar otra apuesta, seguro que también la ganaría.
- Entiendo tu recelo hacia el, y el odio que me demuestras, pero esta vez se trata de algo realmente importante.
Empiezan a asomar las lagrimas por la hipnotizadora línea de sus ojos, y debo reconocer que esa cara podría pedirme saltar de un rascacielos y aun así la obedecería.
Pero si no ha aprendido interpretación de las grandes del cine juraría que es sincera, al menos en parte.
Ese pensamiento, que aún me necesite aunque sea como una herramienta, inflama mi pecho, por mas que escuche una voz advirtiéndome.... existirán reglas, siempre existen reglas, nada es regalado, y menos si viene de la serpiente de la serpiente del paraíso, disfrazada de la más bella piel..
---------------------------------------------------------------------------------
por el aire va flotando la voz de Carita Boronska cantando suavemente los temas de jazzuality
Siempre solicitaba aquella mesa, desde luego no era la que mejor vista ofrecía del escenario, oculto en parte, pero con una posición acústica extraña y casualmente privilegiada, además de ser la única que unía su perspectiva del resto de la clientela con el hecho de quedar prácticamente invisible a miradas indiscretas una vez apagaban las luces y comenzaba el espectáculo.
Y debía ser el único que se había percatado de tal situación pues siempre estaba disponible, o tal vez el bueno de Mickey no la reservaba a nadie más.
Había sobrevivido a los tiempos duros gracias a este local y ahora que la rueda giró para él y todos sus negocios navegaban viento en popa seguía cuidándolo como su talismán mas preciado.
Sabia de todos los tratos oscuros que se realizaban en aquellas mesas, pero los consentía bajo condición de que dejaran limpio de toda macula aquel terreno neutral, nada de armas, nada de drogas, nada que pudiera alterar el estatus quo de su niña mimada.
Al pasar la camarera la pedí un vaso de agua con hielos, sin dejar de admirar su culo, y el magnifico gusto del bribón reclutando al personal. Ya con el vaso en la mesa vertí el whiskey de mi petaca hasta casi rebosar, como tantas otras veces.
No es que salieran rentables mis visitas, pero nuestra relación venia de lejos, cuando le ayude a limpiar aquella cloaca y a convertirlo en una pequeña suiza, refugio no solo para gangsters de baja estopa, donde al menos les teníamos vigilados, sino también santuario de soplones y colaboradores.
Aunque costo algunas narices y varios brazos, allí localice a Jimmy, el soplón mas productivo que he conocido y que aun surte buenas informaciones, aunque esa vil rata cada vez exija pagos mas cuantiosos.
Pero esas historias pertenecen al pasado, y los focos me recuerdan que estoy divagando cuando se concentran en la única parte del escenario que diviso sin problemas, donde se perfectamente que se ubicara ella tras los primeros acordes del piano, para acompañarlo con la voz más triste que haya escuchado jamás.
El caso es que hoy he recorrido la carretera desde New Jersey hasta Morristown tan solo por ella, y por su llamada, reclamando mi ayuda.
Se perfectamente que mi corazón podría no resistir otro embate como el de entonces, cuando ella se caso con aquel palurdo que hizo fortuna en las apuestas.
Ja!, como si hubiera alguien que no viera que aquellos billetes estaban manchados de sangre... Nadie recibe la caricia de la fortuna eternamente.
Lamentablemente compruebo que su voz no ha perdido en estos años un ápice se calidad, ni su cuerpo de sensualidad, y me sumerjo en las olas de la música, casi hasta el final, que reconozco, por que siempre se trata de la misma canción. Nuestra canción, una daga al rojo vivo que se clava en un corazón muerto.
Irritado la espero de pies en la barra charlando de nimiedades con el barman, como los Nets pueden tirar otra temporada y deseando lo peor a los insufribles vecinos de la gran manzana.
Golpeo con el vaso en la madera, y pido que lo rellene de tequila otra vez, esperando que el exceso alivie la opresión que siento en las plateadas sienes, cuando una mano de terciopelo se posa encima, acariciando mi brazo hasta tapar el vaso.
- Preferiría que estuvieras sereno, a ser posible, si es que me vas a ser de alguna ayuda
La brisa de su voz en mi oído provoca un incendio en mi cerebro que trato de sofocar con la máxima velocidad posible para no convertirme en su lacayo.
- No recordaba que te importara mi estado, pero si quieres algo de mi se me ocurren lugares mas cómodos y apropiados. No, no respondas, no hace falta que vuelvas a despreciarme, ya lo hago yo.
Otro tequila.
De un trago vacío de nuevo el vaso, y cumplo con el ritual de golpearlo en la mesa antes de continuar.
- Imagino que es al detective a quien esperabas, lo siento esta de permiso, pero puedo tomarle el recado, ¿cual es el problema? Se te rompió la uña, o le robaron un boleto premiado a tu maridito, siempre puede cobrar otra apuesta, seguro que también la ganaría.
- Entiendo tu recelo hacia el, y el odio que me demuestras, pero esta vez se trata de algo realmente importante.
Empiezan a asomar las lagrimas por la hipnotizadora línea de sus ojos, y debo reconocer que esa cara podría pedirme saltar de un rascacielos y aun así la obedecería.
Pero si no ha aprendido interpretación de las grandes del cine juraría que es sincera, al menos en parte.
Ese pensamiento, que aún me necesite aunque sea como una herramienta, inflama mi pecho, por mas que escuche una voz advirtiéndome.... existirán reglas, siempre existen reglas, nada es regalado, y menos si viene de la serpiente de la serpiente del paraíso, disfrazada de la más bella piel..
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por el aire va flotando la voz de Carita Boronska cantando suavemente los temas de jazzuality
y mientras saco esa vieja petaca, se que aun tiene historias que contar, deudas que saldar, pero esto es lo que se me vino a la cabeza, antes de un vuelo, antes de una jubilación, antes de un mechero de plata, ....
y lo peor es que se acabo el disco sin que yo mismo sepa el final...
PD:New Jersey no es solo la ciudad de Bon Jovi, y donde jugo Petrovic, tambien Morristown es un guiño, para aquellas visitas que espero que se sientan a gusto y repitan paseo
sábado, 23 de junio de 2007
Hay noches que sueño ser
Anoche soñé.
Dicho así no suena en absoluto peculiar, ni lo bastante reseñable para hablar de ello si no crees en la interpretación de los sueños.
El hecho de que hiciera décadas que Morfeo no me vendía el billete de viaje a sus archipiélagos, pequeñas islas en la marea de los durmientes, tampoco modifica en exceso la situación, aunque al menos pueda llamar la atención.
Ni tan siquiera el material onírico, navegar en un bajel pirata entre las nubes para atracar en la mismísima Venecia, en busca del corazón de una hermosa desconocida.
Robar como regalo el coliseo de Roma y plegar Central Park en forma de copa para brindar por el fuego de sus labios.
Batirme en duelo con los mosqueteros al amanecer y lograr su amor en el último suspiro de mi vida.
No, por irreal y exagerado que fuera, quién no ha soñado alguna vez con fantasías donde era el héroe inmortal y salvaba a la princesa.
Lo realmente extraño, aterrador y sublime, todo a un tiempo, es despertar, descubrir descorazonado que todo era un sueño.
Mirar a la ventana y descubrir la silueta de la torre Eiffel en lugar de la Gran Vía madrileña. Girar la cabeza y acariciar tus rojiza melena.
No se quien eres, producto de mi sueño o realidad deseada, ni tampoco cómo he llegado aquí, pero rezo a la luna por no despertar.
-----------------------------------
Esta mañana escuche el "hay noches que sueño ser" de Greta y los garbo, y pasa lo que pasa
Dicho así no suena en absoluto peculiar, ni lo bastante reseñable para hablar de ello si no crees en la interpretación de los sueños.
El hecho de que hiciera décadas que Morfeo no me vendía el billete de viaje a sus archipiélagos, pequeñas islas en la marea de los durmientes, tampoco modifica en exceso la situación, aunque al menos pueda llamar la atención.
Ni tan siquiera el material onírico, navegar en un bajel pirata entre las nubes para atracar en la mismísima Venecia, en busca del corazón de una hermosa desconocida.
Robar como regalo el coliseo de Roma y plegar Central Park en forma de copa para brindar por el fuego de sus labios.
Batirme en duelo con los mosqueteros al amanecer y lograr su amor en el último suspiro de mi vida.
No, por irreal y exagerado que fuera, quién no ha soñado alguna vez con fantasías donde era el héroe inmortal y salvaba a la princesa.
Lo realmente extraño, aterrador y sublime, todo a un tiempo, es despertar, descubrir descorazonado que todo era un sueño.
Mirar a la ventana y descubrir la silueta de la torre Eiffel en lugar de la Gran Vía madrileña. Girar la cabeza y acariciar tus rojiza melena.
No se quien eres, producto de mi sueño o realidad deseada, ni tampoco cómo he llegado aquí, pero rezo a la luna por no despertar.
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Esta mañana escuche el "hay noches que sueño ser" de Greta y los garbo, y pasa lo que pasa
martes, 19 de junio de 2007
Los copos de nieve se derritieron sobre su cabeza
La caída de la noche sorprendía a la ciudad, mitigando tan solo en parte su bullicio, y permitiendo a la gente un respiro del calor estival para sentarse en las terrazas, donde disfrutar de momentos más relajados que aquellos con los que martiriza el ajetreo diario.
El mundo asomaba a la vida, rindiendo culto a la soberana luna, que presidía en su plenitud el cielo oscuro, rivalizando en esplendor con las luces urbanas.
Desde la mesa más apartada y cobijada por las sombras de los árboles, Marie observaba las placidas aguas del lago, ausente ya de las barcas de enamorados, en las que su mirada siempre se clavaba buscando el rostro de Pierre.
Hacía una eternidad que su recuerdo la atormentaba con épocas más felices, donde podía disfrutar del tierno abrazo del sol, y de él. Ahora en cambio, solo disponía del refugio de la noche y las imágenes que guardaba su memoria.
Mientras se despejaba de las ensoñaciones, unos chiquillos empezaron a jugar a su lado pero rápidamente algo les hizo alejarse, el ancestral instinto de conservación que hace saber a las ovejas que la visión de un lobo no es augurio de buenos tiempos.
Se acercaba la hora en que empezar a cuidar de su supervivencia, terriblemente cansada con el peso de siglos de lagrimas sobre sus delicados hombros.
Poca gente se encontraba sola, la mayor parte tiernas parejas, y algún que otro grupo más numeroso, hasta que por fin divisó otra mesa donde una solitaria joven acababa de calarse las gafas para iniciar la lectura de un grueso volumen en francés junto a una horchata.
El halcón acechó a su presa, aproximándose de forma sosegada para no alertarla, hasta que una vez a su lado, pidió permiso para sentarse, y utilizar la excusa del idioma, que resulto ser el nativo de la incauta Nairah, para iniciar una conversación trivial.
Natural de los alrededores de Paris, la joven estudiante se ilusiono al escuchar su idioma en tierra extraña, y relajó defensas que la hubieran resguardado de amenazas más temibles que la soledad.
Marie vaciló durante algunos momentos, viéndose reflejada en la inocencia que ella perdió hacia ya tanto tiempo, escuchando historias de lugares familiares y de un amor ahora distante, pero tan apasionado como el que ella misma disfrutó.
Como aquella lejana noche, decidió dejar que el tiempo decidiera y disfrutar de la compañía, aunque la que entonces fue presa ahora interpretara a la cazadora.
Risas y alcohol aderezaron una noche que empezó en la paz de un parque y concluyo en una cama revuelta, donde las sabanas trocaron en llamas ardientes entre ambas mujeres.
Dulce y desconcertada al principio, Marie disfruto de la velada y de la pasión, una emoción tanto tiempo vetada por sus miedos y las consecuencias que por su propia naturaleza siempre acarreaba.
Así, permitió relajar su pose de control para abandonarse al deseo navegando por las suaves curvas de su acompañante, descubriendo placeres que desconocía, al menos en tan hermoso envoltorio, hasta que sus propias llamas, inflamadas por la situación fueron tomando dominio de la situación, arrancando y alimentándose del placer de su acompañante.
-----------------------------------------------------------
Terminada la emoción de la noche, cerca ya del amanecer, reposaban al fin las dos, con la cabeza de Nairah sobre su pecho, subiendo y bajando al ritmo cada vez más acelerado que marca su ansia.
Pese al efecto balsámico que la compañía ha supuesto sobre su espíritu, la sed irrefrenable con la que ha convivido tantos años se iba apoderando irremisiblemente de ella.
Siempre intentó que sus victimas fueran seres lo más despreciables posible, pero ahora la única victima a su alcance era un ser inocente, que había traído la paz aunque solo fuera por unas horas a su atormentada existencia.
Tristemente, conocía el remedio para el fuego que ardía en su corazón, el mal sin cura que la atormentaba. Tan solo unas gotas de la sangre que corría por su cuerpo y podría calmar el sufrimiento, pero eso la condenaría de igual forma. Jamás tendría el valor de mirarla a los ojos sin recordar el daño causado, al igual que ocurrió con el dulce Pierre, antes de comprender por completo la maldición que la perseguía.
Casi sería mejor saciar su sed, aunque marchitaría una flor de inmensa belleza, seria un final lento e indoloro, pero no podía cercenar las alas de un angel, no despues de haber compartido esa noche de magia.
Se levantó con cuidado de no despertarla, y escribió una rápida nota mientras al otro lado de la hermética persiana sabía que despertaban los primeros rayos.
Plegó el papel sellándolo con sus labios y las lágrimas del dolor, disponiéndose a levantar la persiana que dejaría pasar la luz, logrando la paz que tanto había ansiado, aunque la temiera por significar el olvido, y es que durante el tiempo lo único que salvo su cordura fueron los recuerdos de remotos tiempos felices.
Cuando Nairah despertó solo pudo ver el montón de cenizas delante de la ventana. Lamentando no haber podido confesarla la noche anterior que entendía su naturaleza, que se había percatado de su condición de nosferatu, y que aún así se había abandonado en sus brazos.
Con la tristeza manejando sus actos, recogió las cenizas en una vasija, junto a la nota, y tomó la firme determinación de que al volver a Paris trataría de localizar a Pierre, si es que aún existía para hacerle entrega de sus restos y que sus almas pudieran al fin descansar en paz.
---------------------------------------------------------
Es la tercera vez que los colmillos de Marie se cuelan por mi cabeza, y pese al final dudo que sea la ultima, por lo viva que es su imagen
Ademas, suya fue la primera historia que aparecio por aqui, asi que siempre tendra un hueco
El mundo asomaba a la vida, rindiendo culto a la soberana luna, que presidía en su plenitud el cielo oscuro, rivalizando en esplendor con las luces urbanas.
Desde la mesa más apartada y cobijada por las sombras de los árboles, Marie observaba las placidas aguas del lago, ausente ya de las barcas de enamorados, en las que su mirada siempre se clavaba buscando el rostro de Pierre.
Hacía una eternidad que su recuerdo la atormentaba con épocas más felices, donde podía disfrutar del tierno abrazo del sol, y de él. Ahora en cambio, solo disponía del refugio de la noche y las imágenes que guardaba su memoria.
Mientras se despejaba de las ensoñaciones, unos chiquillos empezaron a jugar a su lado pero rápidamente algo les hizo alejarse, el ancestral instinto de conservación que hace saber a las ovejas que la visión de un lobo no es augurio de buenos tiempos.
Se acercaba la hora en que empezar a cuidar de su supervivencia, terriblemente cansada con el peso de siglos de lagrimas sobre sus delicados hombros.
Poca gente se encontraba sola, la mayor parte tiernas parejas, y algún que otro grupo más numeroso, hasta que por fin divisó otra mesa donde una solitaria joven acababa de calarse las gafas para iniciar la lectura de un grueso volumen en francés junto a una horchata.
El halcón acechó a su presa, aproximándose de forma sosegada para no alertarla, hasta que una vez a su lado, pidió permiso para sentarse, y utilizar la excusa del idioma, que resulto ser el nativo de la incauta Nairah, para iniciar una conversación trivial.
Natural de los alrededores de Paris, la joven estudiante se ilusiono al escuchar su idioma en tierra extraña, y relajó defensas que la hubieran resguardado de amenazas más temibles que la soledad.
Marie vaciló durante algunos momentos, viéndose reflejada en la inocencia que ella perdió hacia ya tanto tiempo, escuchando historias de lugares familiares y de un amor ahora distante, pero tan apasionado como el que ella misma disfrutó.
Como aquella lejana noche, decidió dejar que el tiempo decidiera y disfrutar de la compañía, aunque la que entonces fue presa ahora interpretara a la cazadora.
Risas y alcohol aderezaron una noche que empezó en la paz de un parque y concluyo en una cama revuelta, donde las sabanas trocaron en llamas ardientes entre ambas mujeres.
Dulce y desconcertada al principio, Marie disfruto de la velada y de la pasión, una emoción tanto tiempo vetada por sus miedos y las consecuencias que por su propia naturaleza siempre acarreaba.
Así, permitió relajar su pose de control para abandonarse al deseo navegando por las suaves curvas de su acompañante, descubriendo placeres que desconocía, al menos en tan hermoso envoltorio, hasta que sus propias llamas, inflamadas por la situación fueron tomando dominio de la situación, arrancando y alimentándose del placer de su acompañante.
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Terminada la emoción de la noche, cerca ya del amanecer, reposaban al fin las dos, con la cabeza de Nairah sobre su pecho, subiendo y bajando al ritmo cada vez más acelerado que marca su ansia.
Pese al efecto balsámico que la compañía ha supuesto sobre su espíritu, la sed irrefrenable con la que ha convivido tantos años se iba apoderando irremisiblemente de ella.
Siempre intentó que sus victimas fueran seres lo más despreciables posible, pero ahora la única victima a su alcance era un ser inocente, que había traído la paz aunque solo fuera por unas horas a su atormentada existencia.
Tristemente, conocía el remedio para el fuego que ardía en su corazón, el mal sin cura que la atormentaba. Tan solo unas gotas de la sangre que corría por su cuerpo y podría calmar el sufrimiento, pero eso la condenaría de igual forma. Jamás tendría el valor de mirarla a los ojos sin recordar el daño causado, al igual que ocurrió con el dulce Pierre, antes de comprender por completo la maldición que la perseguía.
Casi sería mejor saciar su sed, aunque marchitaría una flor de inmensa belleza, seria un final lento e indoloro, pero no podía cercenar las alas de un angel, no despues de haber compartido esa noche de magia.
Se levantó con cuidado de no despertarla, y escribió una rápida nota mientras al otro lado de la hermética persiana sabía que despertaban los primeros rayos.
Plegó el papel sellándolo con sus labios y las lágrimas del dolor, disponiéndose a levantar la persiana que dejaría pasar la luz, logrando la paz que tanto había ansiado, aunque la temiera por significar el olvido, y es que durante el tiempo lo único que salvo su cordura fueron los recuerdos de remotos tiempos felices.
Cuando Nairah despertó solo pudo ver el montón de cenizas delante de la ventana. Lamentando no haber podido confesarla la noche anterior que entendía su naturaleza, que se había percatado de su condición de nosferatu, y que aún así se había abandonado en sus brazos.
Con la tristeza manejando sus actos, recogió las cenizas en una vasija, junto a la nota, y tomó la firme determinación de que al volver a Paris trataría de localizar a Pierre, si es que aún existía para hacerle entrega de sus restos y que sus almas pudieran al fin descansar en paz.
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Es la tercera vez que los colmillos de Marie se cuelan por mi cabeza, y pese al final dudo que sea la ultima, por lo viva que es su imagen
Ademas, suya fue la primera historia que aparecio por aqui, asi que siempre tendra un hueco
lunes, 11 de junio de 2007
visitas a un castillo oscuro
La luz de la luna penetra por el ventanal e ilumina el papel sobre el que te escribo, pues esta vez mis letras estan dedicadas a ti, incauta alma que te aventuras por los siniestros bosques para alcanzar mi mansion.
Pese a los aullidos de los lobos y que todos los lugareños te han advertido que la noche transilvana es peligrosa, decides avanzar por el sinuoso camino, dejando correr los caballos por la estrecha senda, entre el bosque y el precipicio.
El miedo se refleja en el rostro de tu conductor, seguro este que huira a la minima ocasion, dejandote a la intemperie, para que recorras los ultimos tramos a pie.
Al fin alcanzas la puerta y llamas tres veces a la aldaba de bronce, como marcan las ancestrales tradiciones, para observar como la puerta se abre de forma aparentemente autonoma, y se cierra de un portazo tras internarte en el vestibulo.
Has entrado por tu propia voluntad, no te hare esperar mucho, ni tampoco lo hara el averno, a donde se conduce tu espiritu.
Bienvenido a mi casa.
Durante la cena, mientras te alimentas para que mi hambre se sacie despues contigo, quizas charlemos, y te cuente comootros antes que tu llegaron a estas inhospitas tierras.
Pude ver que otros castillos guardan registro de sus visitantes, y me parecio interesante que esas historias no se olviden, puedes llegar a entender, algunas rutas pero otras escaparan a tu comprension, casi tanto como a la mia
---------------------------------------------------------------------------------
- por que vamos a ver, puedo entender que alguien llegue a esta pagina poniendo estos patrones en el google :
serie la noche del lobo
kaosbaggins
almas gemelas
sin ningun lugar donde correr
escapando de tus manos
bette davis eyes
mirando al horizonte
- Esta me gusta especialmente y ha dado alguan idea y todo:
quien esculpio la eternidad
- ¿Pero que leches andaban buscando estos tres?:
fotos jardines con piedra pequeña
como ago para cazar un demonio
modelos de pinceladas en uñas
y anda que este, que estaria buscando cremas solares o al go asi jajajajaja
sol cicatrices
Pese a los aullidos de los lobos y que todos los lugareños te han advertido que la noche transilvana es peligrosa, decides avanzar por el sinuoso camino, dejando correr los caballos por la estrecha senda, entre el bosque y el precipicio.
El miedo se refleja en el rostro de tu conductor, seguro este que huira a la minima ocasion, dejandote a la intemperie, para que recorras los ultimos tramos a pie.
Al fin alcanzas la puerta y llamas tres veces a la aldaba de bronce, como marcan las ancestrales tradiciones, para observar como la puerta se abre de forma aparentemente autonoma, y se cierra de un portazo tras internarte en el vestibulo.
Has entrado por tu propia voluntad, no te hare esperar mucho, ni tampoco lo hara el averno, a donde se conduce tu espiritu.
Bienvenido a mi casa.
Durante la cena, mientras te alimentas para que mi hambre se sacie despues contigo, quizas charlemos, y te cuente comootros antes que tu llegaron a estas inhospitas tierras.
Pude ver que otros castillos guardan registro de sus visitantes, y me parecio interesante que esas historias no se olviden, puedes llegar a entender, algunas rutas pero otras escaparan a tu comprension, casi tanto como a la mia
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- por que vamos a ver, puedo entender que alguien llegue a esta pagina poniendo estos patrones en el google :
serie la noche del lobo
kaosbaggins
almas gemelas
sin ningun lugar donde correr
escapando de tus manos
bette davis eyes
mirando al horizonte
- Esta me gusta especialmente y ha dado alguan idea y todo:
quien esculpio la eternidad
- ¿Pero que leches andaban buscando estos tres?:
fotos jardines con piedra pequeña
como ago para cazar un demonio
modelos de pinceladas en uñas
y anda que este, que estaria buscando cremas solares o al go asi jajajajaja
sol cicatrices
domingo, 10 de junio de 2007
la ultima balada de la sonrisa de plata
Mi cara debió ser un autentico poema al salir de la reunión y constatar que tenia 10 llamadas pendientes, desde las 3 a las 4, todas ellas de mi madre, excepto la ultima, de las 4:07, que venía del hospital en donde mi padre se encontraba ingresado.
Nunca habíamos tenido una relación sencilla, nuestros egos chocaban constantemente, y el único periodo de paz en la casa había llegado durante los últimos cuatro años, que era el tiempo que hacía que no la que pisaba, desde que en aquellas navidades la discusión fue tan dura que terminaron volando objetos por todos lados.
Ni siquiera recuerdo que pasó en aquella ocasión y dudo mucho que el tenga la memoria más fresca, simplemente buscaríamos cualquier excusa para demostrarnos odio mutuo, como siempre.
Incluso cuando hace poco tuvo el amago de infarto, las noticias de su hospitalización y lenta mejoría me las traía mi madre, con el corazón lastimado mortalmente por mi ausencia al lado de la cama del hospital.
Orgulloso, en ningún momento di mi brazo a torcer, pero al ver esas llamadas y temerme lo peor, fue como si un rayo atravesara mi pecho y soltando el maletín corrí a buscar un taxi.
Poco mas recuerdo de esta tarde, hasta que ahora me ha dado por rememorarlo todo mientras este condenado ascensor va parando en cada maldita planta. Como retardando el momento.
Cuando por fin alcanzo su planta, salgo frenético por el pasillo, rebuscando en mi memoria la ubicación que me describió mi madre entre lagrimas, por si un día me pasaba por allí.
Alcanzo la habitación extrañado de no ver a nadie, y entro con el pulso acelerado, con mi corazón intentado entrar antes que me pare en la puerta, y allí esta él, tumbado placidamente, como si el mundo no avanzara a su alrededor.
Su rostro, surcado por arrugas que no recordaba, se gira y me sonríe, dando una ligera palmada en el colchón, reclamándome a su lado, a donde acudo con la inocencia de cuando era niño, y me sentaba en su regazo a escuchar cuentos, antes que nos distanciáramos.
En esta ocasión ninguno de los dos hablamos, tan solo unimos nuestras manos, y dejamos paso a las lagrimas, recordando que no son necesarias las palabras entre personas que se sienten unidas.
Tras la reconciliación empieza a contarme un cuento, como entonces. No hace mucho le hubiera parado espetándole alguna grosería, pero ahora sus palabras alcanzan mi corazón, musitando que lo siento, apoyo mi cabeza en su pecho y siento que caemos juntos en los brazos del sueño, mientras su voz se convierte en un susurro y yo siento sus rítmicos latidos.
Dudo mucho que mi memoria sea capaz de traer del pasado o del futuro un momento mejor que este.
Cuando por fin despierto la noche cerrada se ve por la ventana, una enfermera me ofrece un pañuelo y un vaso de agua, además de comentarme algo sobre una dirección.
Noto que mi cabeza reposa ahora sobre el colchón y le pregunto por su ausencia, a dónde lo han llevado.
Con suaves palabras me repite la dirección, trata de consolarme, me habla dulcemente, pero es una dulzura envenenada.
Justo cuando estoy al borde de romper a llorar, logro reunir la entereza para preguntar cuánto rato hace que pasó, cómo no me despertaron, cómo pudieron sacarlo de debajo mío.
La veo sorprendida, pero parece entenderlo, cree que la situación me afecta y me informa que la muerte se produjo esta tarde, a las 3:59.
No entiendo nada. Me tambaleo hasta la ventana mirando a la luna, que parece observarme llorando estrellas, compasiva de la situación, con la misma cara afable que esta misma tarde me contaba un cuento, y la doy las gracias por una ultima escena, al menos se que cada luna llena, cuando la mire en el cielo, volveré a escuchar el cuento.
Nunca habíamos tenido una relación sencilla, nuestros egos chocaban constantemente, y el único periodo de paz en la casa había llegado durante los últimos cuatro años, que era el tiempo que hacía que no la que pisaba, desde que en aquellas navidades la discusión fue tan dura que terminaron volando objetos por todos lados.
Ni siquiera recuerdo que pasó en aquella ocasión y dudo mucho que el tenga la memoria más fresca, simplemente buscaríamos cualquier excusa para demostrarnos odio mutuo, como siempre.
Incluso cuando hace poco tuvo el amago de infarto, las noticias de su hospitalización y lenta mejoría me las traía mi madre, con el corazón lastimado mortalmente por mi ausencia al lado de la cama del hospital.
Orgulloso, en ningún momento di mi brazo a torcer, pero al ver esas llamadas y temerme lo peor, fue como si un rayo atravesara mi pecho y soltando el maletín corrí a buscar un taxi.
Poco mas recuerdo de esta tarde, hasta que ahora me ha dado por rememorarlo todo mientras este condenado ascensor va parando en cada maldita planta. Como retardando el momento.
Cuando por fin alcanzo su planta, salgo frenético por el pasillo, rebuscando en mi memoria la ubicación que me describió mi madre entre lagrimas, por si un día me pasaba por allí.
Alcanzo la habitación extrañado de no ver a nadie, y entro con el pulso acelerado, con mi corazón intentado entrar antes que me pare en la puerta, y allí esta él, tumbado placidamente, como si el mundo no avanzara a su alrededor.
Su rostro, surcado por arrugas que no recordaba, se gira y me sonríe, dando una ligera palmada en el colchón, reclamándome a su lado, a donde acudo con la inocencia de cuando era niño, y me sentaba en su regazo a escuchar cuentos, antes que nos distanciáramos.
En esta ocasión ninguno de los dos hablamos, tan solo unimos nuestras manos, y dejamos paso a las lagrimas, recordando que no son necesarias las palabras entre personas que se sienten unidas.
Tras la reconciliación empieza a contarme un cuento, como entonces. No hace mucho le hubiera parado espetándole alguna grosería, pero ahora sus palabras alcanzan mi corazón, musitando que lo siento, apoyo mi cabeza en su pecho y siento que caemos juntos en los brazos del sueño, mientras su voz se convierte en un susurro y yo siento sus rítmicos latidos.
Dudo mucho que mi memoria sea capaz de traer del pasado o del futuro un momento mejor que este.
Cuando por fin despierto la noche cerrada se ve por la ventana, una enfermera me ofrece un pañuelo y un vaso de agua, además de comentarme algo sobre una dirección.
Noto que mi cabeza reposa ahora sobre el colchón y le pregunto por su ausencia, a dónde lo han llevado.
Con suaves palabras me repite la dirección, trata de consolarme, me habla dulcemente, pero es una dulzura envenenada.
Justo cuando estoy al borde de romper a llorar, logro reunir la entereza para preguntar cuánto rato hace que pasó, cómo no me despertaron, cómo pudieron sacarlo de debajo mío.
La veo sorprendida, pero parece entenderlo, cree que la situación me afecta y me informa que la muerte se produjo esta tarde, a las 3:59.
No entiendo nada. Me tambaleo hasta la ventana mirando a la luna, que parece observarme llorando estrellas, compasiva de la situación, con la misma cara afable que esta misma tarde me contaba un cuento, y la doy las gracias por una ultima escena, al menos se que cada luna llena, cuando la mire en el cielo, volveré a escuchar el cuento.
viernes, 1 de junio de 2007
El segundo más dulce
Tiempo,
macabro compañero de viaje
que sepultas momentos en tu camino,
sean buenos o malos.
Que bella muerte reciben los segundos
cuando pasan pegados a tu cuerpo,
a tus labios
macabro compañero de viaje
que sepultas momentos en tu camino,
sean buenos o malos.
Que bella muerte reciben los segundos
cuando pasan pegados a tu cuerpo,
a tus labios
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