lunes, 27 de abril de 2009

Mala suerte


Se separó del viento para visitar la ciudad, pretendiendo compartir un beso con una joven pareja enamorada, aprovechando que la primavera calentaba calles y corazones.

Pero una visita de sus primos del norte glacial abortó la misión de los labios apasionados, y desorientado no pudo remontar el vuelo,
quedando atrapado en un local de mala muerte, mezclándose impúdicamente con humos de tabaco negro y embriagado de efluvios etílicos.
Logró escapar cuando alguien salio dando tumbos por la puerta.

Fuera creyó reencontrarse al ver a una mujer acercarse insinuante a un hombre solitario, que avanza con la mirada en el suelo.
se deslizo entre el aliento de las palabras, soñando para darse de bruces con una mera oferta comercial, transacciones de madrugada, rechazada cortésmente.
Tiempos extraños en los que cupido debe haber tomado psicotrópicos.

Helado, el soplo de viento recorre calles iluminadas de neón, atropellado entre taxis y levantando travieso alguna minifalda para entretenerse.
Girando por una farola fundida se topa de narices con un atraco, quiere chillar pero nadie le oye, salvo una cría de gato abandonada, que maúlla feroz, y un vecino desconsiderado que brama por silencio desde la ventana.
Corre buscando a la autoridad para encontrársela en un control rutinario, siendo aspirado para luego entrar en un frío tubo, orgulloso de alcanzar cotas de record olímpico.

Lastrado por el cemento de las lágrimas de una joven despechada se pregunta cuantos siglos dura una noche.

Casi no le queda aliento cuando un soplo helado lo empuja al interior de un café, donde me encuentra apoyado en la barra, haciendo tiempo para esperar al autobús nocturno junto a un chocolate con churros.
Al calorcito se asienta en mis pulmones, y se duerme, reposando mientras subo y me acurruco en el rincón trasero.
Ninguno de los tuvimos una buena noche, y malhumorados renegamos del sol que ilumina fracasos, pero nos juramos uno al otro que mañana será mejor, o por lo menos distinto.

domingo, 19 de abril de 2009

Recuerdos futuros

He visto el futuro entre las sombras de un salón al amanecer, y cara a cara me he dicho lo que me gustaba o no de mi propia vida.

Se que no me haré ni caso, que no cambiaré ni uno solo de mis defectos, al igual que las otras veces que me vi sin reconocerme, a veces imitándome, jugando, otras catalogandome de malas maneras.

Me gustaría ir más atrás, darme consejos que no seguí.

martes, 14 de abril de 2009

El dragón bajo el río

Las sombras de la mañana y del ocaso, tendidas y rotundas, eran sus leales aliadas, camuflándole del resto de la gente.
Por eso era el único momento en que se le veía recorrer la calle principal, a un extremo del pueblo por alimentos, al otro por un café, el periódico y algo de conversación.

Pegado siempre a la pared, donde podía ver claramente definida su sombra, con todas las formas adecuadas y en la proporción adecuada.
Si alguien se percataba pese a sus cuidados del defecto que le atormentaba, siempre lo disimulaban, pensando que seria efecto de la luz, a fin de cuentas, nadie podía tener solo dos dimensiones.

Su cuerpo era anormalmente fino, cada costado estaba totalmente definido, sin peculiaridades reseñables, pero frontalmente se podría haber escondido tras una farola sin que sobresaliera nada.

El mediodía en cambio era descarado e insolente, mostrando con crueldad su condición.
Por eso se mudó hacia años al pequeño pueblo, donde nadie preguntaba nunca nada, y una frase no terminada tampoco era forzada a continuar, ni invitaba a suponer.
Las frases también gustan de su propia intimidad, cálida y acogedora.

Aquel pueblo perdido había sido importante en su momento, aún lo era para sus habitantes, pero ya nadie se aventuraba a violar sus montañas, para arañar el alma del dragón.

Y es que en sus profundidades habitaba en verdad un dragón.

Quienes conocían la leyenda aun podían ver las marcas, el puente era su espina dorsal, las columnas a la entrada de la avenida sus colmillos, y los preciosos metales de las minas los huevos de sus crías.

Ralentizado su espíritu por los siglos de letargo, tuvo que observar impotente el saqueo de los inconscientes, siendo los lugareños mas ancianos conscientes que algún día sus fauces clamarían venganza.

Cuando ese día llegó, los periódicos enviaron la noticia a panfletos de dudosa credibilidad o a programas de madrugada, con presentadores de ojos vidriosos, entre ovnis y fantasmas.

Como interpretar de otra manera que calles y árboles se rebelaran a sus habitantes, que las mismas montañas tronaran y las aguas se convirtiera en aliento de fuego, reclamando que le restituyeran su perdida, y le trajeran a los profanadores para ensañarse con ellos, sin que nadie osara enfrentarse a sus garras, aún lentas pero mortales.

Nadie le echo en falta cuando el hombre en dos dimensiones al fin encontró una utilidad a su maldición, permitiéndole pasar desapercibido hasta el río, el antiguo yugo que sometiera al dragón.

Restituidos los arcanos hechizos por su sola presencia y compromiso, el dragón fue doblegado, siéndole entregado al menos el don de poner nuevos huevos.

Ocultos ambos descansarían por incontables eras, la hembra de dragón y el hombre en dos dimensiones, haciéndose compañía mutuamente.
En la entrada del pueblo se erigieron dos estatuas, una cabeza de dragón y un hombre, inusualmente fino, en posición tranquilizadora.
Quizás algún visitante ocasional pensara en San Jorge, pero los ancianos sabían muy bien del significado del tributo a quien salvara el pueblo.


miércoles, 1 de abril de 2009

"No puedo"

“No puedo”
Dos palabras simples, vulgares,
de las que pasan desapercibidas.
Juntas forman una negativa absurda,
Carente de justificaciones ni fisuras.
Si las pronuncia una boca amada
se tornan crueles, y gélidas.

Ella sostenía la llave temblorosa,
él temblaba entero sosteniendo el aliento,
viéndola dudar delante del candado.

Un símbolo de entrega y unión,
un candado en la baranda del puente,
cerrado con la culminación de los deseos,
para después arrojar la llave al río.
Y ahora era un emblema de fracaso,
una llave devuelta a la mano rechazada.

Cuando la vio correr fue consciente,
equivocó los senderos en la encrucijada,
y ahora nada volvería a ser igual,
como ella dijo al volverse.
Desconocidos que se saludan
por tiempos olvidados.

Incapaz de desterrar la llave,
ella la recibió por correo,
lacrada con su sangre ajada,
para ser olvidada sin abrir.
Sin confesar remite ni contenido,
al amante que tantos años la sacaba
y que provocara el fatídico final.

Los años olvidaron,
enterraron recuerdos,
Pero nunca cicatrizaron,
dejando latir la herida.

Un buen día ella recibió la noticia,
un nombre anónimo y difunto.
Despertando lágrimas contenidas
que inundaron su almohada
toda la noche.

La mañana ilumino las marcas
de manos embarradas en las ventanas.
Conocía demasiado bien al dueño,
como sospechaba de los extraños sucesos
que aterrorizaron al pueblo.

Cada noche que lloraba la ausencia de su esposo
un cuerpo frío llamaba a su ventana.
Ella expiaba sus errores calentando
aquel alma desprovista de reposo.
Hasta que un día decidieron huir.




Por el rió de Moskva
Bajo al Gorky Park
Escuchando vientos nuevos
Verano atardecer
Soldados al pasar
Escuchando vientos nuevos
Se achica el mundo mas
Quien iba a creer
Que fuéramos Tu y Yo hermanos
El futuro ya se ve
Se puede hasta tocar
Soplando con los vientos nuevos

Llévame
a la magia del momento
De la gloria
Donde los niños
del mañana soñarán
Los cambios que vendrán

Recuerdos del ayer
Siento al recorrer
Antiguas calles del
pasado
Por el rió de Moskva
Bajo al Gorky Park
Escuchando vientos nuevos

Llévame
a la magia del momento
De la gloria
Donde los niños del mañana
soñarán
Los cambios que vendrán
Llévame a la magia del momento
De la gloria
Donde los sueños
de los niños cambiarán
A la humanidad

El viento hará sonar
La campana de la libertad
Ya no hay tiempo que perder
Hay que girar hacia la paz
Canta con tu balalaika ya
Lo que mi guitarra quiere gritar

Llévame
a la magia del momento
De la gloria
Donde los niños
del mañana soñarán
Los cambios que vendrán
Llévame a la magia del momento
De la gloria
Donde los sueños de los niños
cambiarán
A la humanidad.