martes, 11 de mayo de 2010

Reincorporaciones Gehenna S.I.


Jeremiah era un buen tipo, sin duda alguna nada que ver con ese bruto descortés de Vlado. Por supuesto que les costaba una fortuna reubicarlo cada vez que pasaba demasiado tiempo en un lugar, pero nunca había dado problemas que aceleraran los cambios, solía ser un encanto con los niños y se integraba bastante bien en las comunidades donde residía.
Además, ese inconveniente era común a todos sus clientes, habría que ver cómo se las apañaba una agencia de protección de testigos en la que sus clientes no murieran ni se hicieran viejos.
Descontando el detalle de que en vez de testigos fueran los acusados, por montones de historias exageradas y caducas, y viejas chismosas que metían el miedo en el cuerpo a sus nietos.
El bueno de Jeremiah tan solo había defendido su hogar y sus tierras de los colonos y el avance de la civilización se lo llevó por delante. Quizás se extralimito en alguna ocasión y arrasara algunos poblados, pero jamás provocó una víctima voluntariamente, y a cambio el folklore convirtió al Sasquatch en un monstruo.
Pero si aborrecía la carne y solo la comía si no había cerca pescado o vegetales. ¿Alguien se imagina un cruce entre un oso gigante y Shaquille O’Neal entrando en un restaurante vegetariano a pedir una ensalada? Peor fue cuando pidió un Rodaballo, pero claro, a ver que camarero le explicaba que allí no lo servían, por supuesto que se fueron inmediatamente a comprarlo.

Ahora que lo pensaba también le solía salir por una fortuna cuando había que depilarlo para que pareciera un humano corriente, excesivamente alto pero humano. Bendito invento la depilación laser.

Reintegraciones Gehenna S.I. podía ser un buen trabajo, especialmente si te tocaba llevar casos como este, y veías como tu cliente se integraba en la sociedad, un gigante bonachón.
Pero por qué Vlado tenía que haber metido sus eslavos colmillos en medio de todo, justo la noche que la pescadera local había decidido pasar al asedio y quedarse a cenar tratando de descubrir si todo en Jeremiah estaba proporcionado.

Evidentemente, el asunto se torció por completo, precipitándose cuando la señorita Harriet Wilson se encontró a un Sasquatch enorme y peludo practicando lucha libre con un vampiro sanguinario en medio de la habitación.

Sería demasiado pedir que al menos hubiera existido algún motivo de importancia capital, algo como los cuatro jinetes cabalgando el cielo sobre la luna, o avistamientos de una bestia de siete cabezas y diez cuernos en la playa.
Pero no, aquellos dos zánganos solo tenían una vieja deuda de consecuencia de una tramposa partida de cartas.

Mientras trataba de ocultarlo todo a los medios y reubicarlos a ambos, tenía muy claro que no aceptaría otro encargo similar, que otro se encargara de reincorporar a Nessie, porque él no estaba dispuesto.

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