miércoles, 14 de febrero de 2007

Latidos

Sangre goteando, el pulso parado.
La vida que se escapó traicionera, como siempre, por la primera rendija que encontró, permitiendo la entrada a la guadaña, que ahora siega el hilo que une su alma al tapiz eterno.
Y sin embargo él intenta contraerse de nuevo, latir, en un estertor inútil, la sangre no tiene por donde correr, sus autopistas están cortadas, las arterias y venas seccionadas, y la sangre fluyendo inerte al suelo.
El frío se adueña de todo hasta retener sus últimos intentos por subsistir, ese frío que cala por sus fibras, bloqueándolo, haciéndolo hibernar en una paz tan solo rota por pequeños traqueteos y ruidos de sirenas.
Sabe que ha sido arrancado por el vil metal del pecho donde habitaba tranquilo. Una vez fuera de su hábitat qué mas da el hielo que el aire, de qué vale un corazón sin un cuerpo que alimentar, cuando pierde gota a gota su motivo de existir.
Tierra, aire, mar, elementos ajenos a el, ahora le presentan un mundo nuevo y efímero, inútil, por que el lo abandonaría rápido si no fuera por el hielo.
Sin embargo los vaivenes cesan, y de repente el frenesí, la velocidad que antes era un eco sordo al otro lado del muro de hielo ahora le posee, mientras siente como sus fibras van abandonando lentamente el letargo.
El tiempo se termina, los granos de arena caen raudos por el reloj.

Y por fin, un pecho, las manos, el metal, ahora no le dañan, le presentan nuevos conductos. ¿Será posible? ¿De verdad habrá encontrado de nuevo su hogar?

Unos latidos son suficientes para reconocer que es otro cuerpo, otra sangre, otras venas, lentamente se van conociendo, intimando, recelan uno del otro, pero saben que se necesitan, y se funden en el amor de la vida.


La operación ha sido un éxito, y el doctor por fin descansa de la enorme prueba a que le ha sometido la tensión.
Una vida fue perdida en la carretera, otra se ha salvado por su actuación.
Parece que no hay rechazos al trasplante, será necesario observarlo, pero siente que todo saldrá bien, cuando sostenía aquel corazón para depositarlo en el pecho del paciente, tenia un presentimiento, aquel corazón quería vivir, deseaba latir....

3 comentarios:

la cónica dijo...

Esto es meterse en la piel de un corazón y lo demás son tonterías.

Qué angustia, verse morir con ganas de vivir todavía. Qué euforia, vivir cuando ya se ha asumido que la muerte es la próxima parada.

Espero que el transplante siga sin rechazos. Supongo que las primeras 24 horas son las más peliagudas.

Besos.

Kaos Baggins dijo...

es que ayer me acorde que en dos semanas seré de nuevo apto para donar sangre, y ya ves lo que se me paso por la cabeza jejejeje

la cónica dijo...

Haces muy bien. Por donar y por escribir.Nos regalarás entonces un post de vampiros o de viajes intravenosos, o... mejor te dejo pensarlo a ti. Sorpréndenos.
Sólo me pinchan para los análisis, se ve que tengo mala sangre. A mí me funciona, pero no es exportable. Lo fue, lo fue.

Besos.