jueves, 5 de noviembre de 2009

Angelo de Luz


version de Enter Sandman, por Esperanza Galera, de la que recomiendo entusiastamente su blog, tanto para quienes les guste el sonido como para quienes quieran aprender a tocar, incluso con video-tutoriales para quienes quieran grabarse tocando la guitarra.




El padre Angelo gestionaba la parroquia del pueblo de Luz, en medio de una selva perdida, uno de esos últimos reductos donde el progreso es un rumor, una tormenta que se avecina en el cielo, pero que se espera que tarde en llegar, y alejados de cualquier clase de recurso natural los grandes depredadores económicos los iban dejando de lado.

No había duda que cualquier día aparecería la maquinaria pesada de la civilización moderna, pero mientras tanto, ni el solo lograba llenar los huecos entre las cabañas, tapado por las ramas de los árboles, lo que le convertía en un perfecto lugar para esconderse, un reducto alejado del tiempo.

Angelo no temía inspecciones o visitas de la iglesia, puesto que su capilla no constaba en ningún registro, y mejor así, puesto que el mejor que nadie era consciente de que su agua no era bendita, ni el terreno consagrado, ni el mismo estaba ordenado, no podía estarlo siendo maldito.

Jamás salía de aquellos muros durante los periodos de sol, desde que llegara hacía 15 años, tan solo representaba un drama marcado por la fatalidad, retrasando el momento que al fin había llegado. La joven Andrea era mayor de edad y pretendía casarse. El oficiaría el sacramento, conteniendo las lágrimas, aunque fuera invalido para la iglesia, impío dirían. Ella era su hija, y el un vampiro camuflado.

15 años atrás, en una de tantas guerras absurdas, justo el día en que debió haber sido ordenado, su pueblo estaba siendo ejecutado en una iglesia, su hija seria una de las siguientes, y el entro en modo de furia, profanando el báculo del párroco, con la sangre del corazón de uno de sus captores, literalmente atravesado por el bastón.
Partida la madera, utilizó lo que quedaba para seguir clavando en rostros, y su propia mandíbula para desgarrar gargantas.
Imposiblemente espoleado por la desesperación, acabó con los 4 hombres armados, para huir con la pequeña por encima de los aterrorizados supervivientes, nunca supo si alguien más logro huir de allí, ni le importó jamás.

Aquel suceso maldijo su existencia, dudaba que los mitos fueran reales, pero él renegó de la luz, escondiéndose al principio hasta encontrar el techo de la parroquia del poblado de Luz, de donde nunca salió de día. El único crucifijo esta partido en su extremo inferior, recuerdo de su conversión, y su hija entregada a una familia local, aduciendo que se la encontró abandonada.

Cada noche recorría los bosques, alimentándose de animales a los que degollaba vivos con su propia mandíbula, sin volver a alimentarse de seres humanos desde su huida, aunque bien supiera el diablo de sus tentaciones, pero esta tarde seria feliz por fin en su tragicomedia, viendo de nuevo a su hija.



Las fotos pertenecen a la pelicula koreana “Thirst” de Park Chan-Wook, de este mismo año

No hay comentarios: