lunes, 13 de octubre de 2008

Más real que la vida misma



David era un chico muy tímido, de constitución frágil, que pocas veces podía ir a jugar con sus compañeros de clase, siempre volvía magullado hasta en los juegos más inocentes, debido a un mal de nacimiento.

Retraído en su mundo, pasaba horas y horas construyendo sus maquetas, aviones, motocicletas, barcos, y muñecas, sobre todo muñecas.
Poco a poco adquiría conocimientos, mejorando sus técnicas de pintura, tratando de alcanzar la perfección que permite el exceso de tiempo en una actividad, cada vez más cerrado en su mundo.

Era la única forma de verle sonreír, y sus padres se volcaban en que dispusiera de los mejores utensilios, llevando sus dioramas a lejanas exposiciones.... ay!, si supieran lo que le dolía cada premio, otorgado en ciudades que probablemente nunca vería, y es que el construía sus escenas con el sueño de escapar, desando que fueran más reales que su propia vida, si tan solo una de sus muñecas fuera tan real como para moverse.....
Por eso, mientras conservaba sus aparatos, las muñecas una vez construidas eran regaladas, todavía no eran lo bastante perfectas.

En el barrio todos conocían las muñecas de David, quién no querría una si casi tan solo les faltaba hablar y moverse, pero eso precisamente es lo que el pobre muchacho deseaba que hicieran, tan solo eso, alguien con quien jugar de verdad y no imaginándolo, sin peligro de romper sus huesos, ojala él mismo fuera un muñeco y poder así huir con su creación más perfecta en alguno de los coches o aviones a escala.

Woody, el muñeco articulado, le solía servir de modelo, impersonal, frío, sin rostro, pero dotado de una plasticidad de movimientos que el envidiaba para si mismo.
Y así fueron pasando los años, hasta la víspera de su 15 cumpleaños, esa noche terminó su última muñeca, sin nombre todavía, pelo del negro de las noches sin luna, y ojos redondos e hipnóticos, pozos donde caer hasta el centro de un alma atormentada.

David se durmió sobre la mesa tras los últimos retoques a la suave piel y la boca, una boca enigmática y soñadora, de esas sonrisas que es imposible conocer que sentimientos se cuecen detrás.

Y exhausto descanso al fin, sin que haga falta decir en que soñó nuevamente, como cada ocasión.
Mientras su muñeca anónima, quizás apellidada Pullip, por la figura de donde salieron varias de sus piezas, miraba a Woody, pasando ambos las horas brujas embelesados uno en el otro.
Por que Woody, el muñeco sin rostro, no parecía perderla de vista, casi se diría tendiendo una mano suplicante de ayuda, necesitado de poder expresar cuanto la amaba.

A la mañana siguiente sus padres encontraron a David gélido, inerte, libre de su maldición, aunque no volviera a sonreír tampoco.
Lagrimas de todo el barrio inundaron la casa, incluso gente que apenas lo había visto un par de veces.
Pero el dolor no les dejo advertir algo, y es que en la distracción faltaban tres piezas de la colección, tal vez las más valiosas, o por lo menos las más importantes de la historia.

Quizás de haberlo notado se hubieran equivocado y pensaran que alguien las robara, nada más lejos de la realidad, y es que como su propia madre descubrió algún tiempo después, en las noches de luna llena, mirando al cielo, se podía ver una figura recortada contra la luna.

Casi hubiera jurado que se trataba de un avión antiguo, un biplano de doble ala de la segunda guerra mundial, y dentro dos figuras.
Debían estar muy alejados por que se veían diminutos, y aun así, imposiblemente, la figura del piloto sin rostro la saludaba y sonreía, con una cara que sin estar allí era visible, tan visible como el amor que destilaba sus ojos y los de la morena pasajera.




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Incorporo nuevo enlace fotografico, y como un ladron que entra a hurtadillas, tomo "prestada" una imagen para escribirla ;)

miojitoizquierdo

5 comentarios:

Javier Taguas dijo...

Ya le dije yo a ojito que estos dos se traían un rollo entre ellos. Esta maravillosa e improvisada historia me lo confirma. Genial!

Anónimo dijo...

Kaos! Qué grata sorpresa! Te confirmo que entre estos dos había algo más que madera, pero aún no tenía muy claro el qué y tu historia me encanta, así que con esta versión me quedo! Muy "potita", chiquillo, como siempre desbordando imaginación. La próxima vez cambiamos, tu relatas y yo le pongo fotos... nada bueno podrá salir de ahí, seguro.
Un besote y gracias!

Kaos Baggins dijo...

me alegro que os gustara, la verdad es que al ver las fotos me los imaginaba mas bailando un vals, un cortejo en el que al final todo terminaba mal, pero como de costumbre, una vez escribiendo la historia fue cambiando sola, y tiro por donde le apetecia

en cuanto a poner fotos a relatos, son tuyos cuando los quieras

Anónimo dijo...

Genial! Pues esperaré impaciente el próximo relato, jeje.

Javier Taguas dijo...

A ver si es verdad y el uno escribe el relato y la otra pone esas fotos. Seguro que va a ser una buenísima colaboración. También espero impaciente! ;)