Cuenta la leyenda que cuando nieva es por que alguien te quiere, que cada copo que se posa en tu cabeza es el pensamiento de la persona enamorada, una idea romantica pero absurda, como todas las que le contaba Pierre, lo echaba tanto de menos, su alcoba, su amor, su calor, sus labios.....
Pero ese fue el final, y ahora tan solo la luz de la luna brilla en los copos cuando caen entre el maldito frio, y ella deberá buscar el calor para no marchitarse, encontrar almas calidas prestas a concederle el ardor de la vida, aun a costa de la suya propia, incautos sedientos de amor y con poco apego al futuro.
¿y ella? cansada de la historia, ansiando una paz desconocida, pero superviviente siempre.
Una noche mas entraria en bares, conoceria gente y romperia corazones, una noche mas se dejaria seducir, solo esperaba que fuera algún ser despreciable quien se lanzara al abismo de sus ojos, y no inocentes, quienes siempre la dejaban un regusto de amargura en los labios, añoranza de tiempos mejores que nunca verian.
La danza de la vida y de la muerte, la muerte esquiva y traicionera, comenzaba de nuevo en un ciclo sin fin, mientras hubiera noche, mientras el mundo existiera y quizas mas alla, la maldición de quienes jamas descansaran.
Avanzada la madrugada, mientras Marie añoraba su Paris natal, donde su cara era demasiado conocida para arrastrar sus penas, un nuevo cazador la arrincono entre la barra del bar y su cuerpo, asaltandola con caricias traicioneras, pues ella conocia su objetivo, pero le dejo hacer, confiandolo, convirtiendolo en la presa cuanto mas creia avanzar.
Tras los juegos le permitio sentirse seguro de su victoria y arrastrarla a parajes oscuros e intimos, donde por fin ganar el tesoro de sus encarnados labios, que contrastaban con su livida palidez, pero todo tendria solucion.
Cuando en el fragor de batalla el carmin de sus labios se unio al cuello del incauto ratoncillo ya era demasiado tarde para descubrir la trampa, pues la vida, la consciencia, el calor, se dejaban arrastrar en el torrente de la roja sangre, con tan solo un Merci por pago.
Marie abandono en soledad el local, discretamente, tal como llego, pero rebosante de vida.
Se abrigo para internarse de nuevo en la nieve, ocultando sus de nuevo rosadas mejillas bajo la sombra de la tupida estola de la capucha, avanzando sigilosa, como si ni siquiera tocara el suelo.
Cuando los conocidos de su "donante" quisieron interrogarla por su paradero, tan solo encontraron algunas gotas encarnadas en el blanco suelo, como petalos de una rosa jamas marchita, pero cuyas espinas deberian evitar si querian volver a despertar.
2 comentarios:
Enhorabuena por este relato que tanto me ha gustado.
Me ha hecho pensar...
Un saludo.
Gracias por el comentario, he visitado tu blog y tambien me ha parecido interesante, algunas de las canciones son muy buenas igual que las fotos del ultimo post
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