sábado, 30 de diciembre de 2006

Corazon de marmol

Entre ruidos, y sirenas, observo como la gente pasea por la calle, como un hormiguero cuando todos buscan objetos inútiles, envueltos en papeles de colores para regalar.
Al otro lado veo los cielos, serenos y llenos de paz, tan solo rota por alguna que otra bandada de pájaros, hasta que de repente una estela de algún avión perdido rompe las nubes de algodón, y de vuelta a la desolación miro otra vez hacia abajo.
Allí veo parejas unidas por sus manos, como cadenas irrompibles, aunque sean manos distintas de las de ayer, manos distintas de las de mañana. Besos lanzados al viento, besos entregados en los labios, otros retirados y arrojados a la papelera, en un carrusel sin fin, mientras que la luz verde siga arrojando nuevos caudales de personas al río de la calle. También pasan solitarios, con sus manos en los bolsillos y como yo, mirando al suelo, agobiados por la compañía.

Una vez soñé con estar abajo, con abandonar mi pedestal de piedra, y enamorarme de una tierna muchacha que paseaba todas las tardes Gran Vía arriba, aunque nunca la viera bajar. Como deseaba verla en aquellas madrugadas, hasta que comprendí que era un imposible cuando la vi varias noches dar tumbos entre unos brazos distintos, y retorné a la conciencia de mi pétrea realidad, pero tener razón no me libraría de la soledad del tejado, tan solo distraído por alguna paloma que me deja recuerdos que es preferible olvidar.

En las ocasiones en que el cielo esta claro y el ambiente tranquilo me llegan los lamentos de Apolo, en el paseo entre los árboles, lamentando su suerte y maldiciendo los chorros de agua que le bañan, pero al menos el tiene contacto con la realidad, se acerca a los corazones que palpitan, pero en mi caso, nadie sube a visitarme, ni tan siquiera se dignan a mirarme, en las alturas de la Gran Vía.

Al menos cuando llueve siento vivir, pues entonces la gente corre a resguardarse y no se miran ni entre ellos, mientras que yo siento las gotas romper contra mi piedra, eso me hace sentir, pero también me aleja del teatro que observo impasible, y termina por entristecerme. Entonces giro la mirada hacia las ventanas, donde observo mil vidas, de las que conozco sus horarios, a que hora acude la oficinista que se calza sus pinturas de guerra y altas botas de cuero, dispuesta a comerse el mundo, la ternura de la madre que alimenta a sus hijos, o el indeseable, al que me gustaría clavar las garras por golpear a su mujer.

Se que no soy único, que en los tejados convivimos un extraño mundo de seres de mármol en jardines de piedra, serenos, esperando que alguien levante la cabeza y nos descubra observándoles, pero todos vivimos en nuestra soledad, a la pequeña, pero enorme distancia del silencio, así que si alguna vez, paseando por la calle, os cae una gota, sin estar lloviendo, quizás sean nuestras lagrimas, pidiendo que nos prestéis atención, en lugar de correr sin mirar por las calles.

jueves, 28 de diciembre de 2006

Extranjeros

Una historia que recuerdo de un numero de Dossier Negro
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Tenían ordenes, y eran tiempos de guerra, de esas que nadie recuerda motivo ni les importa, de odios inflamados, que les llevaban a cometer excesos. Y eran soldados, cumpliendo con su cometido de forma eficaz y despiadada, casi disfrutándolo. Habían saqueado el pueblo, un pequeño enclave entre montañas, pero cuya ubicación permitía controlar el acceso al gran valle, sometiendo a sus habitantes, y ahora lo harían desaparecer, para establecer su propio campamento sobre las cenizas.

La hoguera consumió el pueblo entero, mientras impedían que nadie saliera de allí, entre gritos que se consumían y remitían. La noche resplandecía como un amanecer constante, y el pueblo dejo simplemente de existir en una lenta agonía con el crepitar de las llamas. Cuando el fuego ceso al no tener nada mas de lo que alimentarse se dispusieron a desmontar las pocas ruinas, enviando diversos destacamentos a limpiar, mientras su capitán descansaba tranquilamente.
Pronto llegaron los primeros emisarios de sorprendentes noticias, los diversos grupos, habían encontrado supervivientes, gente enterrada bajo los escombros y cenizas, sin aparentes daños ni quemaduras, tan solo sus andrajosas ropas mostraban huellas del infierno desatado. Apenas una decena de varones, todos de robusta complexión y aparente juventud bajo el hollín, pero evidentemente demasiados teniendo en cuenta que la lógica indicaba que no quedaría nadie, al menos nadie en estado saludable.

El capitán se sintió intrigado por semejante acontecimiento, pero ninguno de ellos respondía a sus interrogatorios, por expeditivos que fueran. Aparentemente inertes y faltos de voluntad los abandono en un calabozo, con lo mínimo para subsistir, y tan solo por la curiosidad que le generaban, mientras se dedicaban a sus cometidos, vitales en la invasión de los carpatos.

Cuando organizaron la caravana de regreso, tras establecer su nueva fortaleza, transportaron a los prisioneros como ganado, ya se encargarían de hacerles hablar y descubrir como habían sobrevivido, hasta entonces se olvidaría de ellos.

Sin embargo, cuando por fin arribaban a su ciudad natal, tras largas jornadas de viaje, los extraños por fin dieron señales de vida, y fueron casi mas sorprendentes que su propia supervivencia, ya que escaparon de las celdas, haciendo que los barrotes parecieran mantequilla, y aguantando todo lo que sus hombres les echaron encima, parecían no inmutarse ante lo que destrozaría a cualquier hombre normal.

Una vez rota cualquier defensa de los soldados, alcanzaron al capitán, quien temblaba e imploraba por su vida, hasta que uno de aquellos seres se le acerco, dándole las gracias, y avisándole, que era mejor que suplicara por su alma antes que por su vida. Estas palabras, unidas a la carcajada que las siguió le paralizaron.

Viéndole indefenso, le confesaron la historia que hasta allí habían ocultado: en realidad no sobrevivieron al incendio, habían muerto muchos siglos atrás, con estacas clavadas en sus vacíos corazones. La madera se consumió en las llamas, y les libero del reposo en que se encontraban.

Ahora les habían traído a tierras donde nadie conocía de vampiros ni de las formas de combatirlos y donde había grandes cantidades de sangre con la que alimentarse ante la ingenuidad de sus habitantes. Si, le estarían agradecidos por toda la eternidad, tiempo durante el que el maldeciría su suerte.

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Mirando al dorado horizonte

Caminaba por la playa con la arena deslizandose por entre sus dedos, y sin nada que le distrajera del camino hacia el sol, como si pudiera estirar el brazo y sostenerlo, evitar la noche con solo retenerlo en aquel magico momento.
Tras de el quedaban sus huellas, reconocibles como su firma, pero efimeras, que se borraban al primer golpe de ola, recordandole su tiempo limitado, pero al mismo tiempo aliviandole de pesadas cargas. Deseaba ser como esas huellas, poder vivir el momento hollando la tierra a su paso, y desaparecer sin consecuencias despues.
Ni siquiera las piedras, desgastadas por el agua, escapaban a la magia. Agarro una plana, especialmente pulida y la lanzo lejos, rebotando varias veces antes de hundirse en una sinfonia de chapoteos y ondas que se iban difuminando, sin querer adentrarse mas en la mar.

Todo le recordaba a su difunta esposa, que le abandono esa misma mañana, tras años de debilidad y empeoramiento, sin embargo, ella siempre fue fuerte y le dejo con una sonrisa y un beso, arrancandole la promesa de disfrutar del tiempo.
Cómo podria hacerlo, si tras la jubilación ya le habia faltado cualquier motivación que no fuera cuidarla.

A lo lejos se divisaba un barquito anclado, dispuesto a pasar la noche mecido por los brazos de neptuno, y donde sus dueños a buen seguro disfrutaban del atardecer, al igual que tanto le gustara a ella, junto a una copa de vino, abrazados eternamente.

Con sus dedos jugaba con el anillo, dejandolo girar libremente, y al final de la playa, cuando llegaba a las rocas, se paro observando los ultimos rayos, unos instantes y la luz desapareceria bajo el manto de la noche.

Con el ultimo resplandor se puso el anillo de ella en el unico dedo donde cabria, tendria que hacer algo para poder llevarlo, pero habia decidido conservarlo siempre consigo, mientras asi lo hiciera, la conservaria en su memoria, viva y joven como el primer dia.

Tras tomar esta decision, se tumbo en la arena, dejando que el aire fresco le despejara la cabeza llevandose todo el lastre de su alma. La haria caso, mañana compraria un barco como el que se veia a lo lejos y zarparia sin rumbo, adonde el soplo de su amada le quisiera llevar, habia decidido que la vida era demasiado bella, y el recuerdo demasiado precioso para malgastarlo llorando.

Optaba por gritar al viento su nombre, como ella hubiera querido.

martes, 26 de diciembre de 2006

Un ultimo jazz para partir

Sonaba de fondo la voz aterciopelada de Diana Krall, imprimiendo un ambiente intimo a la velada, reforzado por la oscuridad y la densa niebla de tabaco. En las mesas se podían observar los mas turbios instintos de la especie humana, irónicamente junto a algunos de los mas sublimes. Desde la joven pareja que intimaba y se confesaba su amor parapetada en el anonimato hasta intercambios de oscuros paquetes, que sabe dios que contendrían, pasando por acaloradas discusiones y tórridas escenas de lujuria. Cada cual veía y escuchaba lo que respondía a sus intereses, sin tener conciencia del resto.

Un adolescente se enfrascaba en preparar los instrumentos en el escenario, para que la diva y su músico-representante-amante de turno amenizaran la noche al público. Después posiblemente ambos amenizarían otras noches mas personales, ella la de alguno de los obesos trajeados escondidos en los reservados, el la de una de las señoras enfundadas en perlas que impedían ver sus cuellos, exhibiéndose entre la sala.
La verdad es que para el espectáculo, casi prefería la música enlatada, y mas si se trataba de canciones como el programa que interpretarían.
Pese a que ella le destrozo el corazón hace años con sus traiciones, y que el se aseguró, como antiguo representante, que nunca volviera a interpretar "sus temas", aun la amaba desde rincones desconocidos de su alma, y le torturaba verla así, pero era el camino que había elegido.

En el extremo de la barra, detrás de las botellas que el camarero tenía amontonadas y siendo en realidad el único que no se preocupaba de ser observado, observaba el panorama de ese teatro de la realidad, como si nada hubiera pasado, como si esta mañana no se hubiera descubierto un crimen en aquella misma sala.
Si, claro, la policía había dictaminado que se trataba de un suicidio, pero el sabia que no era así. Si tan solo se hubieran preocupado de buscar las implicaciones, de comprobar sus enemigos, ¡demonios! ni siquiera se preguntaron por que dejar el dinero en la cartera después de llevarse todos los papeles, abandonándola en el suelo.
Pero claro, era mucho esperar de unos gordos que posiblemente recibían mas dinero de practicas alejadas del cuerpo de policía que de su nomina legal, y un muerto colgado de la lámpara y una nota de suicidio en el bolsillo, envuelta en un billete era demasiado fácil.

Pero a él no le podían engañar, no. El sabía que los ausentes zapatos del fiambre salieron despedidos en el forcejeo, que la mano que introdujo la nota en el bolsillo, era tan femenina como el resto de carmín que quedaba imperceptible entre las marcas de la soga en el cuello. Pero no... ella no había sido la autora del fatal desenlace.
Simplemente se benefició recuperando de la cartera los derechos sobre sus primeros temas, aquellos que un día la dieron el éxito efímero, borrado de un plumazo, cuando el la prohibió volver a cantarlos al descubrirla con su actual pareja.

Al final aquel local, otrora de moda, se había convertido en una pequeña familia mal avenida, donde todos se conocían, y lo que es peor, todos sabían los vicios y defectos de los demás, pero nadie osaba insinuar siquiera el disponer de semejante información, manteniendo el peligroso estatus en el filo de la navaja. El mismo, había sido participe allí de negocios enterrados en el olvido, y sus antiguos devaneos con la cantante, le habían puesto en peligro en numerosas ocasiones, ya que no disponía del caché de sus amantes habituales, pero parece ser que uno de sus últimos pasos le hizo inclinarse en demasía sobre el borde.

No le costaba mucho determinar cual fue el fatídico movimiento que precipito los acontecimientos, estaba claro, esos billetes de avión dentro de un ramo de rosas, y dirigidos al camerino de la artista no debieron de causar sensaciones muy gratas en esa sucia rata que se aprovechaba ahora de ella, y decidió que ya habían jugado demasiado, que no estaba dispuesto a perder el filón de oro en que se convertiría ella una vez recuperara esas canciones, pero el muy estúpido no fue capaz ni de recoger los papeles que acreditaban los derechos.

Pero esta noche, exigiría su justa retribución, cuando los cables que había preparado en los instrumentos lo frieran. El infierno no se quejaría de que le llegaran dos almas en vez de una, y el haría esperar al cuervo tan solo una noche, para cobrarse la venganza, y un ultimo whiskey a la salud de Diana Krall, de parte de un espíritu vengativo.


jueves, 21 de diciembre de 2006

Danza, Danza, dulce bailarina

Se acerca la navidad y ella la espera con ansiedad, intentando descubrir su futuro.
De fondo se escuchan los sonidos característicos, las notas musicales de los villancicos que llegan de la calle, surfeando por el aire, tratando de llegar a todos los corazones, pero en su alma, no consiguen entrar, se pierden en la oscuridad que la envuelve.

Se encuentra sola y abandonada, encerrada en su pequeña cajita de madera, esperando que alguien la descubra y vuelva a tener sentido su existencia, mientras espera tumbada, reposando en su lecho vacío, y evocando los recuerdos de tiempos mejores, cuando sus vestidos resplandecían como el oro y podía empaparse de belleza bailando entre los espejos, con su propia melodía, y no esas empalagosas que ahora tenia que oír.

En su viaje por el sendero del tiempo, ha acompañado a muchas jovencitas, algunas eran inocentes niñas que la confiaban sus alhajas de juguete, trozos de plástico donde residían sus sueños y risas.
Otras eran pequeñas señoritas, confiadas de su eterna juventud, dispuestas a comerse el mundo, y ella custodiaba sus adornos y maquillajes, con los que se enfrentarían a la vida.
Y también tiernas flores que empezaban a descubrir los sentimientos, y que la hacían participe de sus secretos mas íntimos, leyéndola una y otra vez sus diarios, pidiéndola consejos imposibles, que deseaba gritar al viento, impotente en su callar.
En todos los casos, ella las recibía danzando alegre, haciéndolas olvidar por momentos las tristezas que aun no comprendían, y regalándolas un refugio donde jugar a las princesas.

Su caja es de madera vulgar, y no esta muy trabajada, por lo que nadie sospecha la antigüedad que tiene, y la olvidan en el fondo de la tienda, pero ella ha pertenecido a tantas muchachas que la cuesta seguir la cuenta, pero es navidad, y ve entrar a la gente, a padres ilusionados que buscan regalos para sus hijas, y por fin, un atribulado señor, ya mayor, y visiblemente cargado con el agobio de la escasez de dinero la escoge, sosteniéndola entre sus manos castigadas por el trabajo.
Cuando al levantar la tapa puede volver a bailar, tiene miedo de que se le haya olvidado el conjuro por el que llegar a los sentimientos de la gente, pero enseguida, mientras gira ve reflejado en los espejos la chispa en sus ojos, la imagen almacenada en la retina de la que será su nueva dueña, y sabe que la noria ha vuelto a girar para ella, que volverá a cumplir su función, y su danza se torna mas alegre todavía si cabe.

Es navidad y ella será el regalo de una nieta adorable.

Por fin, me siento navideño!!!!

Pues si, es curioso, pero a pesar de ver toda la iluminacion y demas parafernalia, hasta hoy no he sentido el gusanillo ese de las navidades, y mira que despues de 4 cenas navideñas ya tocaba....

Pero hoy me he despertado con una sonrisa de oreja a oreja y me ha dado que si, que ya estoy navideño :D
Asi que ademas de montar el christmas Bohemi@, y de recordar que mañana tengo fiesta yupiiiiiiiii, he decidido que tambien era un buen dia para que esto empezara a ser un blog y no solamente el almacen de mis idas de pinza, que lo seguira siendo, por que luego los papeles los pierdo (ademas que si en ordena me cuesta revisar lo que escribo, en papel no me pongo a escribir nunca :( )

Ademas, ya tocaba, que el domingo tendre que estar disfrazado de papa noel para darle los regalos a los 3 peques, a ver que cara me ponen este año HO-HO-HO-HO-HO!!!!!!!
(nota: que no se me olvide la barba, que luego el improvisar con algodon no veo un pimiento)

De acuerdo, las navidades tambien son tristes y nostalgicas, todos tenemos a quien recordar, y en estas fechas hay dos personas, amigo y familiar que se fueron cercando el 25, pero aun asi son fechas donde tenemos la oportunidad de evadirnos de lo cotidiano, de saltarnos las normas sociales mas que nunca, y de soñar, con esa chispa que nos quede de la inocencia de la infancia y como cada año soy mas crio...
FELICES FIESTAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 19 de diciembre de 2006

Circulo de sangre

Se trata de una noche fría y húmeda, de esas que se calan hasta los huesos. Pese a que hay luna llena, la luz escasea, debido a la niebla, cerrada hasta el punto de dudar la identidad de quien tengas al lado.
Las calles han quedado desiertas hace rato debido a lo desapacible del clima, y tan solo algunos incautos transitan por ella mientras observo por la ventana. Una de esas noches de las que hablan leyendas oscuras y de conspiración.

Y no se me ocurre una noche en mi vida que hubiera deseado estar mas lejos, bueno, quizás la noche de hace dos días, cuando empezó todo. Como si se tratara de un mal presagio, entonces me encontraba mirando por la misma ventana, igualmente con la noche envuelta en la niebla, aunque bastante mas tarde.
Ya no quedaba nadie por la calle, y tan solo se oían aullidos de lobos del monte, cuando una silueta se empezó a perfilar entrando en el pueblo. A medida que se acercaba, le pareció una figura femenina por lo que le intrigaba que se aventurara solitaria en la oscuridad, pero su andar parecía dubitativo como si llevara una pesada carga invisible.

Cuando estaba a punto de tomar su abrigo y bajar a ayudar a la desconocida la vio pararse y desaparecer, por lo que supuso que había llegado a su destino y entrado en alguna de las casas. Por la situación creía que se trataba de la casa del doctor, un antiguo monje que había roto sus votos por una mujer y decidió recluirse en aquel paraje apartado, donde su pasado fuera perdonado en favor de su utilidad a la comunidad, pese a su mal carácter, y que aquel "amor" tenia aspectos extraños y dolorosos, en especial para mi, aunque haya preferido olvidarlos.
Lo extraño es que su mujer había muerto hacia un mes de extrañas fiebres, tras volver de una excursión campestre en honor del patrón del lugar. ¿Quien era aquella extraña que se aventuraba a altas horas en la casa del viudo doctor? cabía la posibilidad de tratarse de una de las mujeres del cercano burdel, que aunque se encontraba en el extremo contrario del pueblo, se hubiera desviado en la oscuridad. En cualquier caso, durmió profundamente olvidando el suceso hasta la mañana siguiente, cuando le despertaron los gritos de la calle.

Un examen desde la ventana fue inútil, ya que se había agolpado la gente junto a la puerta de la casa del galeno, y una vez que pudo vestirse y bajar, la guarnición del condado ya había puesto coto a la casa e impedido el acceso, pero nada pudieron hacer contra los aterradores rumores. Y es que según se contaba, el pobre infeliz había sido encontrado brutalmente asesinado. A partir de aquí no podía saberse cuanto había de realidad y cuanto de leyenda, pero si la mitad de los detalles eran ciertos se trataba de algo espeluznante, en especial por el descuartizamiento en que coincidían la mayoría de las versiones, al igual que sonaba ridículo que según otras, en una situación así no se viera sangre en la casa.

Los misterios de la mente colectiva permitieron que el día fuera apacible tras tan desgraciado suceso, pero al amanecer siguiente, el pueblo se vio de nuevo sobrecogido por una nueva muerte, la del juez del pueblo, un hombre respetable al que todo el mundo tenia afecto, por lo que se dejo sentir el efecto demoledor en el animo. El juez había sido encontrado en su cama, pálido y con expresión de terror en su rostro.

Nadie tenia muy clara la causa de la muerte, aparentemente natural, si no fuera por la mascara de horror que quedo grabada en su semblante, con la mirada perdida en el infinito, pero la psicosis que extrañamente había aguantado la noche anterior, se desato ahora en el pueblo, donde todos desconfiaban entre si al tiempo que miraban al bosque con recelo, sin saber si temer de sus vecinos o de un bandido despiadado.

La espoleta que inflamo los ánimos llegó a la mañana del tercer y fatídico día, cuando una sirvienta corrió hasta la plaza, gritando que había encontrado muerto a su señor. La pobre muchacha se encontraba al borde de la histeria, por lo que fueron necesarios cuidados inmediatos, para que se serenara y nos contara la situación, que las autoridades habían ido a inspeccionar, mientras ella era inspeccionada.
Pero no hubiera hecho falta, pues conocíamos la escena, idéntica a la de del juez, tumbado en su propia cama, completamente lívido y aterrorizado, con una extraña mueca y sus manos contraídas en una posición reveladora de espasmos.

Y así estoy ahora, volviendo a mirar la misma escena, en la misma ventana, cuando de repente, la tranquilidad de la noche me ha descubierto lo que no vi en medio de la actividad del día, no me percate de la circunstancia, pero reflexionando he conseguí atar cabos y relacionar a los tres difuntos, puesto que el acaudalado señor era el padre de la difunta señora del doctor, y el juez era el padrino de la muchacha y por tanto también participo en aquella ceremonia, de la que ahora solo quedaba con vida una persona, el cura que la oficio.

Sin alcanzar a pensar en que le puedo contar, o lo absurdo de la situación, corro como un poseso entre los jirones de la niebla en dirección a la iglesia, para prevenirle de mis sospechas.
Me encuentro el amplio portón de la capilla principal entreabierto y con luz dentro por lo que entro empujando fuertemente las grandes puertas, cuyo golpe retumba en el recinto, y la escena que allí veo me bloquea la mente, incapaz de asimilarla.

Allí esta Ella, la difunta esposa del doctor, con el cura a sus pies, tan pálido como las anteriores victimas, y la sangre, ausente en el escenario, pero presente en sus labios.
Aterrado, soy incapaz de reaccionar cuando ella se gira, mirándome fijamente, con ojos penetrantes y un semblante de implacable resolución, tan solo puedo preguntarme como ha logrado entrar aquí, el santuario de una religión donde se supone vetada su presencia.
Ella se percata de mi pregunta sin siquiera haberla formulado y me señala a la cruz, - "Un símbolo es tan fuerte como la voluntad que se aferra tras el, y la voluntad del buen párroco se hallaba muy alejada de este lugar, ¿y la tuya?"

La veo acercarse y la memoria me traiciona devolviéndome recuerdos que guarde en un profundo cofre, y que ahora tan solo me congelan de forma mas profunda, ya que ella era mi prometida, y aquella oscura boda tan solo se celebro por que yo me encontraba ausente por engaños. El impacto del choque entre el lastimoso recuerdo y el terrorífico presente rompe mi control y me siento derrumbar, arrodillado y llorando por el cruel destino.

Ella me levanta con su gélida mano en mi mandíbula, y me eleva como si fuera un papel caído. Libre ahora de los secretos, de mi conciencia y de los miedos, noto como el viento estalla tras de mí, atravesando la puerta, y arremolinándose por toda la iglesia, con la furia de quien quisiera destruirla, para de nuevo salir, dejando escarcha a su paso como único rastro. Ni tan solo el cuerpo del padre, que ha desaparecido en los brazos de la noche, y sin saber si lo escucho o lo imagino, ambos recibimos el mensaje, es el momento de terminar la historia.

Ella inclina mi cabeza, y acerca su boca. Su aliento es frío como el hielo, y no puedo evitar un escalofrió de terror primario. Noto sus labios y su lengua, haciendo que mi corazón palpite acelerado pero con la dificultad de la perdida de temperatura.
Siento sus colmillos sobre mi piel, y se me eriza todo el vello del cuerpo, los noto presionar, a punto de romper la fina piel que les separa del dulce néctar que ansían.

Y de repente vuelvo a caer al suelo, como un muñeco roto, ha desechado mi vida, y ahora me mira con una pena absoluta, me cuenta que el doctor la violo y embarazo durante mi ausencia, y que ella acepto la boda amenazada, que fue todo una tontería, pero que cuando quiso remediarlo fue asesinada. Desconocía que la había suministrado, pero el doctor la mato.

Ese fue el motivo de que abrazara los oscuros caminos de la oscuridad, hasta cerrar el círculo con la sangre de todos los implicados. Y sin embargo, prefería recorrer la senda de la no vida eternamente antes que causar esta ultima muerte.

Al pronunciar sus últimas palabras creo ver en sus ojos un atisbo de lágrima, pero es demasiado fugaz, ya que avanza de inmediato saliendo del recinto, y con ella parece salir todo el aire allí contenido, cerrando las puertas en un golpe atronador, y quedando yo a oscuras, con la unica compañía de mis lágrimas y recuerdos.

lunes, 18 de diciembre de 2006

Yo, vampiro (el deja vu de ver a quien imaginaste)

Estaba esperando junto a la boca del metro, apoyado en un puesto de la once cerrado, caía la noche y un frío de consideración, pero había tenido la buena/mala suerte de aparcar a la primera, y claro, estaba antes de la hora en el lugar acordado, y sin un bar al lado donde guarecerme.

Mis innatos nervios me hacían buscar con la mirada a quienes no aparecerían hasta pasados todavía unos minutos, cuando desde la gente que cruzaba por el semáforo, me llego un rayo de luz cegadora.
Entre la marabunta de gente que caminaba a sus casas o volvía de sus compras apareció una figura radiante, una preciosa muchacha, de cara serena envuelta en su larga melena rubia, su mirada perdida en el infinito y esos gestos afilados de la determinación, aunque envuelta en aparente melancolía y tristeza.

Aquella imagen fulgurante se dirigía decidida como si estuviera sola en la calle a la boca del metro, atrayendo no solo mi mirada, sino la del resto de los transeúntes.
Cubierta por una oscura capa larga. Sin indicios de cualquier otra prenda, tan solo se veían sus largas piernas.

Lo terrorífico del asunto, es que la había visto anteriormente, pero no con mis ojos, sino con mi mente, imaginando su cara mientras escribía relatos de fantasía, y sin embargo allí estaba pasando a mi lado. Hasta la había dado nombre, "Marie", en honor a la obra de L'homme y Penet, "Marie des loups", con quien mi imagen compartía rasgos de carácter, aunque quizás el aspecto físico fuera más acorde a la Michelle Pfeiffer de Lady Halcón.

Pero aun habiéndola visto con mi alma, tenerla enfrente provocaba una sensación de "deja vu" que me intranquilizaba sobremanera.
Quizás en otra realidad hubiera sido una aparición momentánea, una curiosidad, y me habría quedado esperando para tener una apacible cena entre risas y buena compañía, sin duda la elección más sensata.
Pero no en este mundo. Aquí firmé mi sentencia, cuando intrigado por la curiosidad en el fondo de mi alma decidí seguir a la dulce caperucita por los pasillos del metro, intentando descubrir cuanto en común había entre la creación de mi mente y la persona real.
En estos momentos olvide por completo como el refrán avisaba de la muerte del gato, y la adrenalina recorrió mi cuerpo como la gasolina da energía a los coches, aunque también como esta era inflamable.

Pero claro, uno no es precisamente un detective, y la gran ciudad es un hormiguero bullicioso, así que la perdí al entrar en el vagón abarrotado. Con la decepción de mi faceta de investigador, vagabundee por los pasillos buscando retornar a la calle, sin sospechar que al girar una oscura esquina, la encontraría de nuevo, quieta y pálida, como si fuera una estatua de mármol.

Su mano me agarro el brazo, llevándome a rincones escondidos por las obras, y solitarios. En aquellos momentos no reparaba ni siquiera en el gélido contacto, puesto que el fuego que corría por mis venas compensaba la temperatura hasta que de su roce salía incluso vaho.

Una vez en soledad, donde el ruido de la gente se convirtió en susurros lejanos, me hablo al oído, y esas son las ultimas palabras que recuerdo "Si eres capaz de seguir al lobo a la oscuridad, también serás capaz de abrazarla"

Hoy, tras unos días encerrado en mi casa, vaciando la nevera, pero con un hambre atroz, he decidido volver a pisar la calle, al amparo de las tinieblas, tras recorrer mi agenda de contactos en busca quien aceptara una llamada a deshoras para un encuentro cuyo final me causaría sorpresa sino fuera por afición a la fantasía.

Se en lo que me he convertido, y me aterra, pero estoy dispuesto a continuar mi camino, iniciando una nueva "vida"
Yo, Vampiro

jueves, 14 de diciembre de 2006

Beds are burning

Caía la noche cuando sentado en la mesa de un céntrico café, con el periódico en las manos, repasaba mentalmente mi desconcertante situación, buscando explicaciones que eran invisibles para mí.
Quizás la clave de cómo empezó todo estaba en la pesadilla que aun me atormentaba.

Anoche, la almohada ardía hasta hacerme hervir el cerebro,
con recuerdos vacíos y esperanzas inútiles,
que se derrumbaban entre sueños golpeando contra montañas espinosas y altas como muros
Un hombre vestido completamente de negro partía buscando un paso franqueable a través de tierras de soledad y mares de lágrimas,
En su camino se cruza con seres de cristal, que en lugar de evitar los escollos, los atraen como imanes hasta romperse en pedazos que rebotan, y cuya música adorna los oídos de quienes atraviesan los fragmentos
Cómo pueden encontrar el camino si a cada esquina aparece una nueva encrucijada, en la que los carteles ofrecen destinos tenebrosos o demasiado largos
Quise gritarle, advertirle de los peligros, pero ya sabéis como son los sueños, mi voz se apagaba y mis gritos se convertían en susurros, mientras le veía escoger el peor sendero, pues por el llegaba un caballo de crines rojas como el fuego, que le empujo hacia venas de lava que surcaban el desierto.

Me desperté entre sudores y me sorprendí, puesto que no estaba en mi habitación donde recordaba perfectamente haberme acostado la noche anterior, sino en un hotel, y un periódico abandonado en la mesa indicaba que habían pasado 4 años desde mi último recuerdo consciente.
Pero mi episodio de terror solo comenzaba, pues al desdoblarlo vi mi foto en la portada como un activista ecológico de greenpeace, pero ni siquiera pude leer la noticia, ya que la pagina estaba marcada por gruesos trazos rojos, en mi propia letra, aunque firmado como Gaia:
"La hora ha llegado, por fin será cobrado el alquiler, y uno a uno descubriremos el coste de nuestros actos.
Llego el momento de retornar al río de la vida lo que le robamos, y adentrarnos por unos momentos en la oscura senda."

En ese instante decidí huir de aquel hotel y adentrarme en la selva que ahora me parecía la ciudad, aquel animal salvaje que antes adoraba, desde mi puesto de ejecutivo de una petrolera, hasta encontrar en este café un remanso de paz y tranquilidad.

Ahora, las ultimas ediciones de los noticiarios televisivos se hacían eco mi desaparición de la vida
publica, que aparentemente anuncié ayer, y presentaban a mi sustituto, un abogado arrepentido de defender a multinacionales, dispuesto a devolver a la tierra lo que anteriormente ayudo a corromper.

Antes, me informé de antiguos casos similares, sorprendentemente uno cada cierto tiempo, sin levantar sospechas, cada vez que uno desaparecía, otro tomaba el relevo, gente que jamás hubiera pensado en defender la ecología se erigían en paladines de la madre tierra, para después desaparecer en el anonimato.

Analizándolo todo llegue a la conclusión de que durante estos 4 años, fue Gaia quien dirigía mis actos, y mi mente se sumergió en los dolores del planeta, sintiendo los efectos de nuestros actos.
Si algún día despertáis en una habitación extraña y descubrís que el tiempo ha pasado de forma anormal, buscarme y os relatare lo que ahora estoy descubriendo, puesto que el espíritu de la tierra podría elegiros para su misión.

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como diria la cancion de midnight oil:
¿Como podemos bailar cuando nuestra tierra arde?
¿Como podemos dormir mientras nuestra cama esta ardiendo?

martes, 12 de diciembre de 2006

Por la segunda estrella a la derecha

Cuando empezó a llover se refugió bajo el tejadillo del portal, en una calle que quedó vacía hace mucho, al acabar el horario comercial, y es que tras caer la noche, la ciudad se volvía mas silenciosa y discreta, tomada por tribus escondidas que vivían bajo la luna, esa madre protectora.
Bajo la luz del farol recordó los tiempos en que los sueños inocentes recorrían su mente y la de sus amigos, cuando pensaba que era invencible y que aquellos a quienes quería serian eternos a su lado, como la dulce wendy, a quien hoy había citado en aquel mismo lugar, bajo el antiguo candil, ahora farola, donde se conocieron, en aquel primer beso de crios.

La luz de la farola, de aquel lugar mágico y evocador, mostraba las finas gotas de lluvia, tejiendo un lienzo en blanco para los sueños, si es que alguien tenía imaginación suficiente para escapar de la rutina y recordar como se volaba.
Una vez escucho que la diferencia entre los sueños y la vida era que en los primeros éramos libres de las ataduras de nuestras conciencias, recordando todo aquello que olvidábamos con los años y las heridas del tiempo.
Tantos barcos habían naufragado en los arrecifes de nuestros corazones, tantas heridas en nuestras almas, que perdíamos la esencia de la eterna juventud, y todo quedaba supeditado a cotidianos lazos invisibles que se repetían una y otra vez.

Pero el había decidido romper las cadenas, volver a mirar a la segunda estrella a la derecha y girar en el aire hasta que su risa se vertiera como la lluvia que ahora le empapaba, retornar al crisol de colores de los días felices.
Lo malo es que de aquello hacia mucho tiempo y wendy quedo atrás en el camino al decidir acomodarse a las cadenas de oro.

Como cada año, intentaba volver a verla, hablaba con ella y entre emociones que desbordaban la línea telefónica le prometía verle y viajar por una noche en el tiempo.
Y como cada año faltaba a su promesa.

Habían pasado 4 horas de la cita acordada, y Peter se acerco al poste de la farola, escribiendo como siempre la misma nota de esperanza, citándola en un año si quería recuperar la música de su corazón.

Después, asegurándose de no ser visto voló sobre los edificios dirigiéndose a la segunda estrella a la derecha, directo hasta el amanecer, soltando el lastre de las penas y pensando en el nuevo grupo de niños perdidos, a quienes entrenaría.

Como cada año, saltaría sobre su cama, reiría hasta que le doliera la mandíbula y soñaría con recuperar la mitad de su corazón que dejaba siempre atrás, por que aunque fuera con la mitad de si mismo se había propuesto vivir con una sonrisa en su alma, que le inundaría con una luz capaz de rivalizar con el propio sol.

Al fin y al cabo, todos tenían esa opción, sonreír a la vida siempre era mas gratificante, pero se empeñaban en que el tiempo fuera su enemigo, por mas que este les ofrecía sus brazos solidariamente, fuera para el deleite o para el olvido.

Sobre el alba recogió a campanilla y juntos hicieron sonar la flauta que despertó a la ciudad, que por una mañana comprendería el secreto de nunca jamás.







(Gracias a Liliana C y su Cara B, de donde saque la imagen y el recuerdo de Peter Pan)

lunes, 11 de diciembre de 2006

15 años de amor

Las tres de la mañana, Ann se giro y allí estaba John como siempre, a su lado, tierno y dulce, durmiendo placidamente, su adorado compañero que la iluminaba en los momentos oscuros.
Y bien que ella conocía su propia oscuridad, pero nunca dejaría que el la sospechara, o se la rompería el corazón en mil pedazos, nunca profanaría lo sagrado de su amor por ella.

Si tan solo no tuviera que dormir siempre con el cuello tan descubierto...
Su mente evocó tiempos pasados, alegres y luminosos, hasta que hace casi 15 años fue infectada, contagiada por un terrible mal, una sed impía que tiraba de ella hasta desmembrar su alma. Desde entonces lo vivió en secreto, rebelándose al destino, pues su sed la pedía, la exigía que se alimentase, pero no de las viandas comunes, estas habían pasado a ser insípidas.

No, ahora necesitaba el elixir de la vida, el rojo liquido que nutria a todos los seres, y del que ella era adicta, como del propio aire. Al descubrirlo lloro incontables días, y siempre tuvo el hombro de John para consolarse, pero cada vez que se lo ofrecía era un suplicio sin igual, pues al tiempo que la abrazaba notaba sus arterias palpitar, rebosantes de un caudal bravo y lujurioso.

Todavía no comprendía como aguanto aquellos dias sin ceder a la locura, pues apenas probo ni tan siquiera la sangre de otros semejantes, tan solo un par de infelices en los primeros días de revelaciones.

Entre espasmos de ansia, descubrió que las pequeñas criaturas, aunque insuficientes para saciarla, permitían subsistir en un estado de aparente calma durante breves periodos, y así empezaron sus noches de cacerías.

Había llegado el momento de alimentarse de nuevo, lo beso en la mejilla y abrigándose para el duro invierno salió sigilosamente por la ventana, ni el viento hubiera sido mas discreto, con tal de turbar el sueño pacifico.

Nunca entendió como los animales continuaban acudiendo al barrio, como nunca la falto la caza durante aquellos 15 largos años, pero tampoco se lo pregunto, el cielo se lo debía por maldecirla tan amargamente.

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Las tres de la mañana, como cada noche, Ann se giro y le observo, el siguió haciéndose el dormido, sabia que ella le estaba mirando fijamente, asaltada por sus demonios personales, mirando su cuello, y como cada noche desde que hace mas de 14 años descubriera su secreto, le besaría la mejilla y saldría por la ventana.

Era tan sigilosa en su intento por no despertarlo que tenia problemas para saber cuando se había ido y podía dejar de fingir, tan solo la ausencia de viento al cerrar la ventana se lo indicaba.

Durante todos esos años el conocía su maldición, aunque nunca hubiera osado preguntarla el modo en que llego a esa situación, su corazón no merecía semejante tortura. Aun recordaba aquellos tiempos en que ella, tomando conciencia de lo que era lloraba y se negaba a alimentarse. La vio palidecer y menguar, apagándose como una vela.

Sufría por ella y la ofrecía diariamente su propia vida con tal de aliviar la pesada carga, como prueba de su amor. Finalmente, cuando la solución se revelo en forma de un pequeño perro callejero, respiro hondamente y se dedicó a llevar pequeños animales al barrio.
Era difícil pues los animales olían el peligro y sabían que el final allí sería inminente, pero el siempre estaría allí para llevar suficiente alimento, nunca volvería a verla sufrir de aquella forma.

viernes, 8 de diciembre de 2006

La mirada del gato negro

El maullido la despertó, pero no reacciono inmediatamente.
Había sido un día muy pesado, y sus párpados no querían abrirse, se resistían al igual que su mano, que tampoco quiso apretar el interruptor, total, otro gato que se habría posado en el alfeizar de la ventana.

Mientras pensaba esto noto el peso sobre sus piernas, y aquí si que la reacción fue al instante, su corazón pugnaba por huir del pecho, mientras que sentada en el respaldo, su respiración se aceleraba y trataba de encender al luz, impedida ahora mas por los nervios que por la voluntad.

La oscuridad solo se veía rota por esas dos luces amarillentas rasgadas, la luz descubrió al resto del animal, un enorme gato negro, tumbado y enroscado sobre su cama, sereno como si ese fuese su territorio natural y ella la intrusa, a la que miraba desafiante, con aquellas ascuas que penetraban hasta el fondo de su alma y parecían estudiarla

De repente, como ignorando el terror primordial que había despertado en ella, se bajo de la cama y acudió a la ventana abierta, trepando ágilmente por la cómoda hasta alcanzar la repisa, donde antes de salir giro la cabeza, traspasándola, reclamando toda su atención, para después mirar a la calle y desfilar con elegancia fuera del alcance visual.

Todavía desquiciada, con los nervios a flor de piel, ella corrió a cerrar la ventana, tropezando con todo, y justo en el momento en que la hoja cerraba el espacio libre, distinguió un ruido, un destello de una linterna, abajo en la calle, justo en su portal, y una oscura figura encapuchada en la acera contraria que la miraba.

Un gesto y la figura huyo, junto a dos personas mas que surgieron justo debajo de ella.
La luz encendida, su presencia en la ventana, habían evitado que alguien entrara en el portal. Desconocía sus objetivos, pero se alegraba por haberlos ahuyentado, nada bueno podían querer.

El día siguiente fue aun mas pesado, al exceso de trabajo tuvo que añadir el llamar al cerrajero para que instalara mecanismos de seguridad en su puerta y advertir a sus vecinos del incidente de la noche anterior, al punto de olvidar por completo al gato que la había asustado, aunque el fuera quien la permitió salvar la situación.

Cuando por fin pudo acostarse, fue una bendición recibir el descanso del sueño sobre la almohada.
A las tres de la mañana, sin embargo, se despertó inquieta, una mirada a la ventana la basto para despejarse por completo. Esta vez estaba completamente cerrada pero esos dos enormes círculos amarillentos la observaban desde allí, vigilando sus sueños, hasta que se deslizaron sigilosamente para desaparecer.

Desde entonces los veris cada noche, cuidando de sus sueños, pero provocándola pesadillas al mismo tiempo

jueves, 7 de diciembre de 2006

sangre sobre la nieve

Cuenta la leyenda que cuando nieva es por que alguien te quiere, que cada copo que se posa en tu cabeza es el pensamiento de la persona enamorada, una idea romantica pero absurda, como todas las que le contaba Pierre, lo echaba tanto de menos, su alcoba, su amor, su calor, sus labios.....

Pero ese fue el final, y ahora tan solo la luz de la luna brilla en los copos cuando caen entre el maldito frio, y ella deberá buscar el calor para no marchitarse, encontrar almas calidas prestas a concederle el ardor de la vida, aun a costa de la suya propia, incautos sedientos de amor y con poco apego al futuro.

¿y ella? cansada de la historia, ansiando una paz desconocida, pero superviviente siempre.
Una noche mas entraria en bares, conoceria gente y romperia corazones, una noche mas se dejaria seducir, solo esperaba que fuera algún ser despreciable quien se lanzara al abismo de sus ojos, y no inocentes, quienes siempre la dejaban un regusto de amargura en los labios, añoranza de tiempos mejores que nunca verian.

La danza de la vida y de la muerte, la muerte esquiva y traicionera, comenzaba de nuevo en un ciclo sin fin, mientras hubiera noche, mientras el mundo existiera y quizas mas alla, la maldición de quienes jamas descansaran.

Avanzada la madrugada, mientras Marie añoraba su Paris natal, donde su cara era demasiado conocida para arrastrar sus penas, un nuevo cazador la arrincono entre la barra del bar y su cuerpo, asaltandola con caricias traicioneras, pues ella conocia su objetivo, pero le dejo hacer, confiandolo, convirtiendolo en la presa cuanto mas creia avanzar.

Tras los juegos le permitio sentirse seguro de su victoria y arrastrarla a parajes oscuros e intimos, donde por fin ganar el tesoro de sus encarnados labios, que contrastaban con su livida palidez, pero todo tendria solucion.

Cuando en el fragor de batalla el carmin de sus labios se unio al cuello del incauto ratoncillo ya era demasiado tarde para descubrir la trampa, pues la vida, la consciencia, el calor, se dejaban arrastrar en el torrente de la roja sangre, con tan solo un Merci por pago.

Marie abandono en soledad el local, discretamente, tal como llego, pero rebosante de vida.
Se abrigo para internarse de nuevo en la nieve, ocultando sus de nuevo rosadas mejillas bajo la sombra de la tupida estola de la capucha, avanzando sigilosa, como si ni siquiera tocara el suelo.

Cuando los conocidos de su "donante" quisieron interrogarla por su paradero, tan solo encontraron algunas gotas encarnadas en el blanco suelo, como petalos de una rosa jamas marchita, pero cuyas espinas deberian evitar si querian volver a despertar.